TRASCENDIÓ

Que con Luis Videgaray a la cabeza, el PRI comenzó acercamientos informales con expertos de la Secretaría de Hacienda.

El objetivo es intercambiar puntos de vista sobre el proyecto de reforma fiscal que en los próximos meses propondrán al Congreso de la Unión y que contempla la desaparición del impuesto empresarial a tasa única (IETU) para integrarlo nuevamente al impuesto sobre la renta (ISR).

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Que en el equipo de Enrique Peña Nieto la atención a la previsible protesta de Andrés Manuel López Obrador no es la primera prioridad.

El objetivo principal, cuentan en su primer círculo, es “hacer la tarea” y construir los puentes necesarios para crear alianzas en el Congreso que den como resultado las reformas que se necesitan para sacar de la “inmovilidad” a México.

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Que en la oficina del consejero jurídico de la Presidencia, Miguel Alessio, confían en que no habrá necesidad de llevar a la Corte una controversia constitucional por la negativa de Los Pinos a publicar la ley de víctimas.

Esto porque, argumentan, la demora en la publicación de esa ley es responsabilidad del Congreso, porque fue la Cámara de Diputados la que demoró su envío para su promulgación y abrió la puerta para que se puedan alegar vicios en su aprobación.

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Que dentro del PAN las cosas no le irán bien a Felipe Calderón en el último tramo de su gobierno.

Entre los diputados y senadores electos del blanquiazul cobra fuerza la consigna de impedir que sus futuros coordinadores parlamentarios sean “recomendados del Presidente”.

Tan ruda está la cosa que tienen ya hasta sus propios gallos para liderar en la Cámara de Diputados: el guanajuatense Luis Alberto Villarreal y el michoacano José González Morfín, que brincan del Senado a San Lázaro, y Ernesto Ruffo, ex gobernador de Baja California, para coordinar a los panistas en la Cámara de Senadores.

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Que en el movimiento #YoSoy132 dicen que les salió muy caro que el SME les prestara los escenarios para su último concierto en el Zócalo de la Ciudad de México.

Y es que en su asamblea reciente los universitarios se quejaban de que las huestes de Martín Esparza ahora “se cuelgan” de sus actos y les endosan demandas que no están en su agenda.