lunes, 10 de septiembre de 2012

A mano pero no en paz-- POLIMNIA ROMANA

Tomar conciencia no significa sólo entender la realidad que vive México, también es echar mano de todo lo que esté a nuestro alcance para hacer que esa realidad se transforme porque hoy es una realidad que pesa y duele.

Un país como México, rico en recursos naturales y culturales, y con un pueblo noble y trabajador, no merece vivir lo que está viviendo. Tampoco merece que se le arrebate la esperanza de un futuro prometedor para sus nuevas generaciones.

Es cierto que nadie tiene la fórmula perfecta para lograr ese cambio, sin embargo, no apartarse de la búsqueda es la única manera de encontrarla, y eso significa seguir explorando hasta dar con ella.

Mucho se hablará en estos días sobre la decisión que tomó Andrés Manuel López Obrador sobre el camino a seguir dentro de la izquierda que, dividida o no, es la que puede llevarnos a alcanzar una auténtica democracia.

El domingo pasado hizo pública su separación de los partidos que integran el Movimiento Progresista para dedicarse por completo a la causa y razón de ser de MORENA: la transformación del país.

Esa transformación no se dará sólo con la llegada a la Presidencia, se puede ir logrando poco a poco mediante acciones que incidan en la cultura política de la gente, y se puede lograr si al mismo tiempo esas acciones van aliviando el sufrimiento de quienes carecen hasta de lo indispensable para vivir.

Nos queda claro que la continuidad del modelo neoliberal que defiende la derecha -PRI y PAN - acrecentará la pobreza material y espiritual de los ciudadanos y mantendrá en riesgo la soberanía nacional, pero también nos queda claro que la resistencia civil pacífica puede detener la catástrofe si la población se organiza y participa para evitar la imposición de decisiones que perjudican a la mayoría de la población, como es el caso de las reformas estructurales que prometió sacar adelante el PRI con la ayuda del PAN.

Es cierto que López Obrador y los partidos de izquierda que lo apoyaron pueden estar a mano, sentirse satisfechos por los avances logrados, pero no en paz. Mientras no se corrija la estrategia de seguridad dictada por el vecino del norte y acatada por las administraciones corruptas, pasadas y futura, no habrá paz para nadie en este país. Mientras no se combatan las causas de la violencia, de la pobreza y de la injusticia nadie estará tranquilo. Por eso necesitamos cambiar todo lo que nos daña como pueblo y como nación, y en eso siempre habrá acuerdo dentro de la izquierda. Así que todo mundo a trabajar con coraje y entusiasmo.

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