Una encuesta que obtiene resultados a base de preguntar-- lo que sea-- a menos de 5000 personas en un país de 120 millones de personas, por pura lógica matemática lo que resulte de ella no puede ni debe ser tomado como dato válido. Aun habiendo seleccionado los números telefónicos al garete o intencionalmente equilibrado dicha selección a través de zonas geográficas y niveles socioeconómicos variados, la información obtenida de un puñito de muestras tiene una precaria probabilidad de ser verídica. Sin contar que este servicio se compra, así como también se compra el espacio, en caso de las televisoras o diarios, para promover estos resultados.
El emitir esta información como verídica es lo que es tendencioso llegando al punto de ser indigno si fuese, como tiende a ser, una fabricación sin sustento en lo real.
Leyendo a Federico Arreola, a quien sí considero influir con su opinión de ahí su gran responsabilidad, en su columna de ayer martes, asegura que según la empresa de estadística que contrató para emitir “dictamen” sobre la aceptación de la imagen del monito impuesto por Televisa en la presidencia, así como la opinión que se tiene sobre AMLO, el encargo arrojó que el 67% de los entrevistados aseguran mirar con buenos ojos al primero, a Peña. Le comento al respecto:
En el caso de AMLO, desde que era jefe de gobierno en el DF hasta el día de hoy, a pesar de habérsele impedido llegar a la presidencia constitucional, son las clases más altas (las que se regocijan en el adoctrinamiento de los medios oficiales o han sido privilegiados de alguna manera al correr de la hegemonía del partido único mexicano), digamos que menos de un 20% de la población la que rechaza la imagen del líder tabasqueño (creada falsamente con el objeto de que sea rechazada, es decir, mintiendo a la audiencia) y el 80% de la población opina que sigue siendo el político con mayor autoridad moral. No digamos en el la capital, donde lo acepta positivamente casi el 70% de la población.
Por el contrario, en el caso del dedazo de Salinas, escogido años atrás en pacto con Calderón el relevo Enrique Peña para ser el siguiente títere del partido único mexicano, cada vez que a alguien se le pregunta ¿qué opinas de que vuelve el PRI? o ¿qué opinión tienes del PAN? Indefectiblemente se expresa la gente con preocupación o con desprecio de ambos partidos, de sus altos rangos al mando y desde luego tan negativa es la imagen que ha proyectado EPN ante la ciudadanía como lo es la de Calderón. La realidad, que desde entonces se ha ocultado, es que a partir de la FIL en Guadalajara cayó al suelo la imagen de Enrique Peña y no han podido levantar, lo que con carretadas de dinero levantaron para imponerlo.
O sea que, la encuesta de Covarrubias, en mi opinión, es falsa.
No se puede garantizar todavía que EP será presidente en funciones. Faltan tres meses para ello. Pero lo más probable es que la investidura del cambio de monito que representará al partido único mexicano sí se lleve a cabo, el día primero de Diciembre. Si así sucede, ni hablar. Preparémonos entonces para lo que “no convendrá a nadie”: el plan activo de incremento al IVA en alimentos y medicinas, la privatización del patrimonio nacional, el cumplimiento de la exigencia de las transnacionales extranjeras de reformar al modo suyo, la ley laboral, para abrir boca. Esto, aviva la lucha contra el partido único y la resistencia a favor de la auténtica democracia.
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