Nos sentamos a tomar un café que me preparo su esposa. Era a la manera de medio oriente. Parecía lodo. Le puse azúcar y me supo delicioso. Y fue entonces que mi amigo Tarek me explico lo de Egipto y como cayo Mubarak...
Tarek: veréis, mi padre es general en retiro. Él se entero de muchas cosas.
Yo: OK, ¿estuvo en la bola contra los israelitas?
Tarek: correcto. Fue de los que agarraron a esos desgraciados dormidos y cruzaron el canal.
Yo: O sea, tu viejo es de huevos.
Tarek: Cierto. Lo es. El caso es que cuando se entero de lo que hacíamos temía que me iba a tener que delatar, aun siendo yo su hijo. Pero no, me confronto y me dijo: hagan lo que sea mejor por su patria.
Yo: ¿Y que hacían?
Tarek: Lo que vos y otros habéis tratado de hacer tu. Despertar a la prole. Íbamos entre los fellahin, los campesinos y obreros, y les mostrábamos los excesos de Mubarak y sus familiares, sus lujos, sus palacios en Francia y Grecia, todo eso.
Yo: ¿Y respondió la gente?
Tarek: Gracias a Allah, si. Se enojaban y se indignaban. Ellos vivían muy precariamente. Así fue como los ganamos. Cuando empezamos a tomar edificios de gobierno nos empezaron a aplaudir. Sabían que nosotros, los universitarios, luchábamos por ellos y por todo Egipto.
Yo: ¿Fue cuando hicieron su plantón?
Tarek: Podéis llamarlo así. El 25 de enero tomamos la plaza Tahir y ahí juramos quedarnos, aun si nos mataban. El ejercito se presento. Nos apuntaban sus armas. Les hablamos. Los convencimos que ellos también eran pueblo y su lucha era la nuestra. El caso es que hoy Mubarak esta preso.
Yo: ¡Jijos! ¡Ojala así fueran nuestros soldados!
Tarek: No tenéis otro remedio sino intentarlo. Esto se hace por la patria, en tu caso, México. No hay mayor honor que servirla. Inshallah!
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