AMLO regresa; ¿qué tan fuerte como para “derrocar al PRIAN”?
El llamado de López Obrador tiene que dirigirse más allá de sus seguidores. A todo ciudadano mexicano. Pero, ¿en un país silencioso, silenciado, serán suficientes las condiciones existentes como para expresarse, para manifestarse?
Al reaparecer después del percance a su salud en diciembre pasado, López Obrador ha hecho el planteamiento de un objetivo categórico: derrocar al PRIAN.
Esta ha sido la sustancia de su mensaje: “Urge derrocar al PRIAN como se hizo, en su tiempo, con Porfirio Díaz. Hagámoslo sin violencia, despertando y organizando al pueblo, con una revolución de las conciencias, con una revolución democrática”. Si bien su lucha permanente desde hace poco más de 25 años ha sido contra las políticas impulsadas e impuestas por Salinas de Gortari, el perfil del adversario, el cuadro con la profundización de esas políticas por el PAN y Peña, está más definido que nunca.
Existe una evidente correlación ideológica entre el presente y las condiciones de la dictadura porfirista que se expresa sobre todo en el ámbito económico. Una identidad histórica entre ambas etapas que parecieran brincar y anular los avances civiles de la Revolución Mexicana, la Constitución de 1917 y la expropiación petrolera. Como si estos eventos y lapsos históricos benéficos para la sociedad hubieran sido sólo una pesadilla para la reacción y la estructura conservadora, y ahora ésta estuviera de vuelta enseñoreada en el poder. Una reversión del conservadurismo pero con las obvias máscaras democráticas del siglo XXI.
Así las cosas, ¿bastará a López Obrador con su persona y su convocatoria para lograr el objetivo?
En lo que refiere a la persona, no hay duda en cuanto a la voluntad del espíritu. Pero desgastado físicamente como él ha dicho, “en terracería”, con el infarto a cuestas y aunque relativamente joven a los 60 años, el inicio de una intensa etapa de lucha, una vez impuesta la “reforma energética”, habrá de ser un reto y una prueba mayor, no para su espíritu, para su salud. Se le ve, sin embargo, confiado y con brío anunciando el apuntalamiento de Morena y de su objetivo.
Su llamado aguarda eco. Y parecieran existir las condiciones objetivas para una repercusión. No únicamente entre sus seguidores, de hecho, de acuerdo a las reacciones recientes, éstos serían insuficientes para un propósito de tan alto alcance. Las condiciones están dadas en el país aunque no exista aún una articulación de intereses comunes hacia el objetivo de revertir el estado a que el PRI y el PAN han llevado a México.
El llamado de López Obrador tiene que dirigirse más allá de sus seguidores. A todo ciudadano mexicano. Pero, ¿en un país silencioso, silenciado, serán suficientes las condiciones existentes como para expresarse, para manifestarse?
¿Es posible que haya incluso estallidos violentos localizados antes de que una articulación pacífica conduzca al cambio y acaso a la deposición de las condiciones actuales?
¿Cuánto tiempo tomará el proceso, qué energías se necesitarán? ¿Será posible aún o ya está la nación perdida para siempre?
P.d. Peña anuncia una nueva “reforma”, ahora para el campo; una vez más, sin detallar en qué consistirá. Tal vez lo dé a conocer en su próxima gira o lo ventilen Los Chuchos al reconsiderar la vuelta pacto. Total, ya se están vendiendo los litorales, antes de la nación.

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