Muchas veces me he preguntado, ¿qué es lo que los maestros no responden en los exámenes que les aplican para obtener una plaza docente? Quienes aspiran a ejercer su profesión de maestros cuentan con un título otorgado por la misma Secretaría de Educación Pública, por la UNAM o por el Instituto Politécnico Nacional, lo que lleva a suponer que quienes reprueban en realidad son las instituciones que avalan su terminación de estudios y su examen profesional.
Las “competencias docentes” no pueden evaluarse únicamente en un examen escrito. Para conocer el desempeño de un maestro es necesario observar su práctica docente y los recursos con los que cuenta para resolver situaciones dentro del aula.
La mejor manera de destruir la imagen de alguien es descalificarlo públicamente, utilizando el manejo de los medios de comunicación y sembrando en la población el descrédito y la desconfianza.
Si bien los maestros no han contado con una capacitación seria y permanente en las últimas décadas, eso no significa que no sean capaces de transmitir conocimientos a sus alumnos, formarlos como seres pensantes, creativos y libres.
A pesar de las pésimas condiciones en las que trabajan, la falta de recursos y el autoritarismo ejercido por autoridades irracionales, los maestros cumplen con su labor en la medida de sus posibilidades. En la escuela pública ocurren cosas extraordinarias que nadie evalúa. Por ejemplo, la sociabilización de los niños, la solidaridad con los compañeros durante el trabajo colectivo, la comprensión de su realidad y la manera de enfrentarla.
Hacernos creer que los maestros NO SIRVEN, tiene como objetivo crear la idea de que es necesaria la PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN. Ese es el verdadero acuerdo entre el gobierno federal, la iniciativa privada y la lideresa perpetua del SNTE, convertida en mapache electoral.
Los exámenes que se les aplican a los maestros, lo mismo que a los aspirantes a las escuelas de educación superior, ESTÁN HECHOS PARA REPROBAR y justificar con ello la negación a un espacio en las instituciones públicas.
Los alumnos de las escuelas públicas, si bien no cuentan con tecnología avanzada, aprenden lo necesario para integrarse a la sociedad de manera positiva. Tal vez desconocen datos, fechas, fórmulas matemáticas y el idioma inglés pero saben resolver los problemas de la vida diaria sin recurrir a la violencia y ponen en juego su creatividad y su inteligencia. Los alumnos de las escuelas públicas conservan el respeto a sus maestros y debido a la falta de recursos económicos valoran el escaso material didáctico con el que cuentan.
Desafortunadamente, muchos alumnos de escuelas privadas son alimentados en el egoísmo, la competencia, el individualismo, la prepotencia y, lo más lamentable, crecen aparatados de la realidad que vive su país.
No se trata de descalificar a unos ni a otros, tanto los maestros del sistema oficial como del privado hacen un esfuerzo por cumplir con su labor educativa y sacar adelante a sus alumnos. La escuela particular ha sido un gran apoyo porque el sistema educativo nacional no alcanza la cobertura que necesita el país, pero eso no significa de ninguna manera que tengamos que PRIVATIZAR LA EDUCACIÓN para obtener mejores resultados.
No olvidemos que en las evaluaciones internacionales, que también buscan descalificar el rendimiento de los alumnos para promover la privatización desde afuera, reprueban por igual las escuelas oficiales y particulares.
Defendamos nuestra educación pública, gratuita y laica.
Valoremos a los maestros mexicanos.
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