domingo, 31 de julio de 2011

Primero los ricos-- OJO POR OJOÁlvaro Cueva

¿Cómo pretendemos combatir el crimen organizado con medio país de pobres? ¿Cómo queremos que la gente lea, estudie y se supere si 50 por ciento de los mexicanos ni siquiera alcanza a comer?

Ilustración: Mario Fuantos

Sí, yo sé que es muy divertido tratar de adivinar quiénes van a ser los candidatos a las elecciones presidenciales de 2012 y que pocas cosas pueden ser más apasionantes que darle seguimiento a los besos, abrazos e intercambio de frases célebres en el caso Javier Sicilia.

Pero yo estoy escandalizado con los más recientes datos sobre la pobreza en México, esos que acaba de compartir el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

¿Por qué? Porque a diferencia de las candidaturas rumbo al 2012 o de las aventuras de Javier Sicilia, aquí no estamos hablando ni de fantasías ni de relaciones públicas.

Estamos hablando de algo real, tangible, que duele, que nos pega y que vemos todos los días en todas partes.

En los últimos dos años, la pobreza en México subió en 3.2 millones de personas. Imagíneselas juntas, mendigando una tortilla, sin acceso a servicios básicos, sin salud, sin educación y sin una sola oportunidad para salir adelante.

Esos 3.2 millones de mexicanos jamás van a ser profesionistas, nunca en su vida van a tener la oportunidad de convertirse en gobernador, presidente o diputado.

¿Y quién los atiende? ¿Y quién se preocupa por ellos?

Hoy, 46.2 por ciento de la población de este numerosísimo país es de gente pobre.

Dicho así a lo mejor no significa nada, pero es prácticamente la mitad de los hombres y mujeres que habitan en el territorio nacional.

¿A usted no se le hace tremendo que vivamos en un país así? ¿Usted no cree que es gravísimo que nuestro contexto sea tan patético y que todo nuestro entusiasmo esté puesto en mirar cómo pasean los huesos de los héroes de la Independencia por una avenida de la Ciudad de México?

Dígame, ¿no es un insulto que estemos así y que la noticia más trascendental de toda nuestra nación sea el pleito por el monumento al Bicentenario? ¿A quién le puede interesar construir un monumento en semejantes circunstancias?

Qué poca vocación la de nuestras autoridades y qué poco compromiso el de la mayoría de nuestros medios de
comunicación.

¿Cómo pretendemos combatir el crimen organizado con medio país de pobres? ¿Cómo queremos que la gente lea, estudie y se supere si 50 por ciento de los mexicanos ni siquiera alcanza a comer?

¿A qué clase de democracia podemos aspirar en un contexto tan aberrante? ¿Usted cree que ese medio México no daría uno, dos o 400 votos a cambio de una despensa básica y de un par de ladrillos?

¿A usted le gusta ser pobre? ¿Usted se siente cómodo viviendo en un país de pobres? Yo, no.

Casi no hay día en que no salga a la calle y me sorprenda con un cuadro de alta pobreza.

Casi no hay día en que no encienda el televisor y me vaya de espaldas con los contenidos que nuestros pobres consumen para informarse, para entretenerse, para buscar respuestas.

Es horrible, pero no tanto como la reacción de nuestras autoridades a esta situación.

¿Sabe lo que dijo el secretario de Desarrollo Social en una nota transmitida por CNN? Que el incremento de la pobreza en México se debía a la influenza y a la crisis económica de Estados Unidos.

O sea, según él, se debe a puros factores externos. Aquí no pasa nada. Todo está bien. ¿Así o más cobarde?

¿Y las políticas públicas? ¿Y los programas de desarrollo social? ¿Y la generación de empleos? ¿Y las oportunidades? ¿Y los resultados?

No, eso no importa, lo que importa es que los auténticos responsables de esta catástrofe sigan cobrando y sosteniendo sus bonitas posiciones de poder.

Lo que importa es seguir protegiendo a la autoridad, tenerla contenta, entretenida, y seguirnos colgando de la influenza, de Estados Unidos, del cambio climático o de lo que sea con tal de no asumir una responsabilidad y de hacer algo por los demás.

¿Qué va a pasar el día en que estas cifras se incrementen? ¿Alguien ya se puso a pensar en lo que va a ser vivir en un país con más de 50 por ciento de pobres?

¿A qué clase de seguridad vamos a poder aspirar? ¿Qué clase de educación vamos a tener? ¿Qué va a pasar con nuestra salud? ¿Adónde se van a ir la democracia y las oportunidades?

Si no hacemos algo ya por invertir la tendencia de la pobreza en México, nos va a llevar la tristeza a todos. ¿O usted qué opina? ¿Esto se va a corregir solo? ¿Los pobres se superarán como por arte de magia?

¡Atrévase a opinar

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