En el infame pleito por el cascarón podrido, es decir, por los puestos de gobierno en el PRD, se levantó un falso debate entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard.
Uno y otro, los supuestos involucrados en el lío partidista, están por encima de las tribus que componen el frente amarillo, y adelantándose a las costumbres de los jefes tribales, que sólo compiten en terrenos de corrupción, han escogido la encuesta como el método único para mostrar quién tiene la mayor posibilidad de competir por la Presidencia de la República.
Esta forma, la de la encuesta, es tal vez la menos vulnerable a las prácticas corruptas del perredismo, por lo que quienes tengan la mayoría en ese partido no podrán decidir quién irá con la bandera amarilla en la elección del próximo año.
Por tanto, el supuesto pleito entre los dos posibles candidatos nada tiene que ver con los resultados de la elección frustrada, pero sí interesa por qué allí, en el PRD, es donde se tienen los dineros que requieren las tribus para impulsar a sus candidatos a las delegaciones políticas, a las diputaciones locales y federales y a otros muchos puestos más, que se juegan en esta elección, cuando menos en el DF.
Y en ese falso debate también se pretende que la planilla que está fuera del grupo que dice representar los intereses del jefe de Gobierno, tiene como oponente a las huestes de René Bejarano, quien se dice estar del lado de López Obrador.
Lo cierto es que los bejaranistas corren fuera de la pista de Morena y no tienen las bendición del ex jefe de Gobierno, porque hasta ahora López Obrador ha evitado, por todas las formas, inmiscuirse en los asuntos de ese partido, cuando menos en la ciudad de México.
Habría que decir, una vez más, que el PRD no está en la agenda del tabasqueño, porque sabe que una muy buena parte de la militancia estará con él sin importar las siglas, por tanto, en nada le preocupa el resultado de la elección.
No pasa lo mismo con Ebrard, actual jefe de Gobierno. Como ya hemos comentado, ha tratado, una y otra vez, de penetrar el organismo partidista en la ciudad sin conseguir mayores resultados. Su mejor carta en esa labor fue Alejandra Barrales, quien hoy se desprendió del grupo MEC, o bien, es su cabeza de playa entre los bejaranistas. Todos los otros intentos han fallado.
Para Marcelo Ebrard es muy importante lograr el dominio del PRD en el DF, porque allí estarán puestas todas sus fuerzas políticas para el futuro, venga como venga la elección del candidato a la Presidencia de la República. Su participación en la elección es más que clara, Víctor Hugo Lobo, el delegado de GAM, es sabido por todos, es un alfil de Ebrard, y como otros de ese equipo, no tiene las simpatías de los amarillos.
De cualquier forma, así como a nadie sorprendió el chucherío del domingo pasado, de igual forma se pondrán de acuerdo los jefes de las tribus para celebrar la elección, después de hacer un reparto de las carteras y los lugares en el Consejo Nacional.
Los dineros que recibe el partido del sol azteca en el país ascienden a más de 5 mil millones de pesos, y en el Distrito Federal llegan a 75 millones. Ése es el verdadero motivo de la disputa, digan lo que digan. Lo único que se quiere, de verdad, es el control del botín, nada más.
De pasadita
Cada vez suena con más fuerza eso que se dice que ya es un acuerdo entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. Y no nos referimos, de ninguna manera, al método de elección del candidato a la Presidencia de la República, sino al sucesor del propio Ebrard en la capital del país.
Y es que cada vez que se menciona el nombre de Juan Ramón de la Fuente como el representante ciudadano de la izquierda para la ciudad de México, a muchos en el equipo de Ebrard y de López Obrador se les ponen los ojos de plato. Hay un tufo en todo esto que da razón a la especie. ¿Será?
No hay comentarios:
Publicar un comentario