Enrique Galván Ochoa
¿Por qué no encuentro empleo si el gobierno dice en la radio y en la televisión que se han creado miles y miles? ¿Por qué lo que mejor he podido encontrar es una chamba en un call center, por medio de una outsourcing, por 2 mil 500 pesos al mes y sin prestaciones? ¿En qué estoy mal? Muchas personas, mujeres y hombres de todas las edades se hacen estas preguntas todos los días, y lo primero que deberían hacer es rechazar cualquier sentimiento de culpa o inferioridad. La razón por la que no encuentran trabajo es porque no hay. Así de simple. La información sobre los abundantes empleos suministrada por el secretario del Trabajo, Javier Lozano (agreguen aquí el calificativo que más acomode a su frustración), es un engaño. Lo cierto es que tal vez México es hoy día el país con el mayor número de desocupados del mundo. Se requiere de mucha paciencia para desentrañar los datos que el Inegi reporta sobre el desempleo; están confeccionados para disimular la realidad. Por algo el presidente Calderón colocó ahí a un alquimista inescrupuloso, Eduardo Sojo. En un reciente reporte da a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para septiembre de 2011, donde indica que 59.1 por ciento de la población de 14 años y más se encontraba disponible para producir bienes o servicios (económicamente activa); el restante 40.9 por ciento se ubicó en la población económicamente inactiva. ¿Cuántos mexicanas y mexicanos forman ese 40.9 por ciento de 14 años y más? La población en edad de trabajar, según el propio Inegi, suma 48 millones de personas; luego entonces, alrededor de 20 millones se encuentran en el desempleo o en las chambas ocasionales. Eso de que el desempleo en México es sólo de 5 por ciento y fracción es un mito nada genial, es bastante burdo. En la gráfica que aparece arriba pueden ver el lugar comparativo de México ante otros países.
Steve Jobs
Este día será presentada una biografía de Steve Jobs, cuyo autor es Walter Isaacson. Quizá le hubiera gustado verla terminada; no le alcanzó la vida, pero se sabe que colaboró con el autor. Antes escribió la biografía de Benjamin Franklin y Albert Einstein. Se han publicado algunos avances de lo que se anticipa como un gran éxito editorial. No es necesario comprar el libro; puede ordenarse en Amazon y te lo entrega en tu Mac. Hay un dato intrigante. Al parecer Jobs postergó nueve meses la decisión de someterse a una cirugía, una vez que le había sido detectado el cáncer de páncreas. Había viajado a la India y estaba muy impresionado. Cuando casó lo hizo en un templo budista; practicaba la meditación y tal vez probó la medicina ayurvédica. Desafortunadamente no le funcionó, lo que no significa que esa milenaria medicina hindú sea ineficaz, simplemente es otro caso donde se aplica la regla: no hay enfermedades, hay enfermos. Y ahí queda la incógnita: ¿hubiera ganado dos o tres años de vida si no hubiera postergado la cirugía?
¿Qué les prometieron?
En un presupuesto de 3.7 billones de pesos caben muchos contratos, numerosos negocios, ¡y de los grandes! Es inevitable pensar en ello al conocer la decisión de los directivos del Consejo Coordinador Empresarial de avalar la Ley de Ingresos 2012, gasolinazos incluidos. Muy pronto doblaron las manos. Habían gestionado la unificación del IVA y el IETU; no lo consiguieron y, aun así, la organización que preside Mario Sánchez Ruiz no tuvo empacho en dar su visto bueno. No sólo eso, sino que en una declaración dice: Confiamos en que el Senado de la República, en su carácter de cámara revisora, ratifique los criterios de prudencia y disciplina que nos permitan mantener una economía sana y fuerte. Sería bueno que nos dijeran dónde ven esa economía cuando en el país hay millones de personas que no se alimentan bien, según datos del propio gobierno. Los directivos del CCE –que agrupa a los dirigentes de banqueros, industriales, comerciantes, etcétera– avalaron implícitamente los gasolinazos. ¿Qué les habrán prometido?
@Vox Populi
Asunto: American Express
Soy uno de tantos ciudadanos mexicanos que en algún momento de su vida ha experimentado una racha económica mermada, y que ahora ve cómo el México de sus amores se está despedazando entre sí, pues si no son los sicarios empleados por el crimen organizado, son los sicarios y golpeadores sicológicos y verbales utilizados por los bancos (en este caso American Express) para presionar a sus clientes a pagar, y quienes ocultándose en el anonimato de una línea telefónica impune y arbitrariamente amenazan, insultan y humillan a los clientes y a sus familias por una mínima cantidad; pareciera que la llamada es realizada por un grupo delincuencial. ¿Qué pasa con el honor, la honra y la dignidad de los clientes que de manera accidental caen en las garras de estos bancos? ¿Dónde están nuestros gobernantes que deberían velar por los intereses de la sociedad a la que aparentemente representan? Le ruego que dé un espacio en su columna a mi reclamo.
José de J. Prado Gómez/Distrito Federal
Twitter
En el país de los gasolinazos no queda más que hacer el milagro de los 6 mil pesos, y con el cambio, ¡un carro nuevo
No hay comentarios:
Publicar un comentario