El magistrado del TEPJF, Pedro Penagos, declaró que las marchas y protestas de inconformidad con la elección presidencial no incidirán en la resolución del órgano electoral puesto que lo único que incide en la calificación de la elección es la Constitución.
Qué bueno que así sea porque eso es justamente lo que piden y exigen distintos sectores de la población que manifiestan su inconformidad ante las múltiples pruebas que revelan la violación a la Constitución política que nos rige, por parte del Partido Revolucionario Institucional, especialmente el Artículo 41 que establece que las elecciones deben ser libres y auténticas.
Tal vez la declaración desafortunada del magistrado Penagos pretende disuadir a los inconformes pero eso es casi imposible porque en su mayoría son jóvenes conscientes de los problemas que tendremos que enfrentar no sólo por la llegada de Peña Nieto a la presidencia, sino por la continuidad de un sistema caduco que ha dado pésimos resultados en economía, bienestar de la gente, desarrollo, progreso, generación de empleos, inseguridad, violencia y combate a la corrupción y a la IMPUNIDAD.
Los millones de mexicanos que no están de acuerdo con el regreso del PRI y que permanecen atentos a la resolución que finalmente tomará el TEPJF después de valorar los juicios de inconformidad, también emitirán un juicio sobre la actuación de los juzgadores. Si estos actúan con apego a la Constitución y a la Ley, como asegura el magistrado Penagos, se acabarán las marchas y protestas. Pero si ocurre lo que hemos vivido en procesos electorales anteriores y se da carpetazo a las evidencias de rebase de tope de campaña, compra de votos y voluntades, y uso de recursos de procedencia ilícita, la inconformidad será el fantasma del próximo gobierno y la lucha por la defensa de una auténtica democracia continuará no sólo en las calles y plazas públicas sino en el corazón de los jóvenes, que cuentan con el respaldo absoluto de sus padres y familiares.
Algunos comentarios que recibo a mis columnas me invitan a dejar de luchar por el cambio que le urge al país, que siempre asocian a la defensa de Andrés Manuel López Obrador porque no han entendido que no se trata de la llegada de un hombre al poder sino de un Proyecto de Nación que nos permita transitar por un camino más justo para todos.
La lucha que no pienso abandonar no se refiere a la de las calles sino a la de las ideas y a la del trabajo digno y responsable, ese trabajo que hoy esperamos cumplan los encargados de resolver las impugnaciones conforme a la Constitución.
Las marchas y protestas no se hacen para incidir en el resultado de la elección presidencial, señor magistrado, se hacen precisamente para que las instituciones antepongan la Ley a cualquier interés personal o de grupo antes de declararlas "legítimas y ejemplares".
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