Dejemos a un lado, por un momento, las preferencias políticas.
Usted, estimado lector, puede haber sufragado por el PAN, el PRD, el PANAL o el PRI, pero podemos coincidir en que la compra-venta de votos es un atentado a nuestra incipiente democracia, por lo que la protesta emanada de este tema, va más allá de la figura del ex candidato de las izquierdas. Estamos de acuerdo entonces, estimado lector, en que “Sufragio con efectivo, no es elección”
Sin embargo, preocupan algunas incongruencias:
1.- “Todos lo hacen. Todos los partidos incurren en prácticas de compra de votos”. Por ejemplo, en este eslogan el asunto se advierte por lo menos contradictorio: “Toma lo que te dan, pero vota por el PAN”. Es decir ¿”toma lo que te dan” significa que reconozco que existe un acto ilegal pero asumo que es imposible atacarlo , ergo hago un llamado a participar en ese asunto que no denuncio siempre y cuando al final, votes por mí? Pues sí. A fin de cuentas, el voto es secreto[i]. Entonces ¿por qué la mitad de los mexicanos consideran que hubo compra de votos o inequidad en la elección presidencial?[ii]
2.- Otro doble discurso, está presente entre quienes ven en las protestas post electorales trampa, manipulación e imposición, que no se descartan, pero no las definen. Sin embargo, son incapaces de aplicar esos mismos adjetivos a la maquinaria electoral del PRI. La congruencia y la objetividad, simplemente no existen.
3.- Se espera, por otro lado, que el TRIFE haga su trabajo, lo que no invalida las protestas ciudadanas que dicho sea de paso son directamente proporcionales a las irregularidades detectadas en esta elección.
La gran paradoja es que este mero hecho revela y consolida la posición ciudadana en México a la par del desgaste y evidente reconfiguración de algunas instituciones en este país. Para mí, “el gran despertar” del que muchos analistas hablan, tiene que ver fundamentalmente con un ciudadano capaz de comprender y utilizar su propio poder, lo que representa a su vez una amenaza al statu quo que gobierna a la sombra de la corrupción y la impunidad en México.
Todo parece indicar que las autoridades darán el triunfo a Enrique Peña Nieto, pero ¿eso es triunfar? El grado de corrupción que permeó esta elección ha catapultado a Andrés Manuel López Obrador en la mente del ciudadano mexicano como una verdadera alternativa de cambio.
Tal vez por eso, diariamente, el preocupado Partido Revolucionario Institucional da por muerto a Andrés Manuel López Obrador, desconociendo convenientemente que cada vez tiene mayor simpatía entre los ciudadanos hartos de los modus operandi de las presidencias imperiales priistas.
Por lo tanto, el “triunfo” del PRI, no es tal.
El modelo de corrupción e impunidad que representa el regreso de Jurassic Park, como dice Javier Sicilia, no se podrá instaurar tan fácilmente:
"Cuando uno mira a Peña Nieto, no es posible dejar de mirar una cría clonada de la prehistoria priista: la lejanía de la nación, el ademán acartonado y perentorio de la presidencia imperial, el rostro hierático del tlatoani inalcanzable que reina desde una parafernalia mediática acordonada por el poder y el miedo. Especie de Díaz Ordaz sometido a un tratamiento de cirugía plástica, Peña Nieto y quienes lo rodean –no los mejores del PRI, por desgracia– tienen, en este sentido, algo del Rex y de los fascinantes Velocirraptores de Jurassic Park: monstruosos, pero contenidos en la aparente afabilidad de un parque de diversiones y, en el caso de los priistas, de las afables y espectaculares jaulas de Televisa y de los inanes constructores de imagen”
¿Usted qué opina, estimado lector?
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