sábado, 7 de julio de 2012

Una nación dividida; un presidente Idiota.

Las televisión abierta me da asco; Televisa y TV Azteca me producen desprecio. Con esa primera oración es como quiero empezar esta entrada.

Me he resistido a retomar mi blog con entradas perecederas, de política y circunstancias pasajeras, sin embargo, en estos momento es inevitable. Todos estamos al tanto, Enrique Peña Nieto es dado casi oficialmente como nuevo presidente de México. Un imbécil a la cabeza de México.

Quizá no es algo nuevo, que alguien inepto llegue al control o gobierno de una nación, sin embargo estos momento dejan de manifiesto lo dividido y temeroso que está el país respecto a sí mismo.

En primer lugar, queda claro que la gran mayoría de los mexicanos NO quieren a Peña como presidente. Los números hablan; en estos momentos con 95.89% de actas registradas, el PREP nos indica que de los casi 50,000,000 de Mexicanos que votamos (63.17% de la lista nominal, casi la mitad de los habitantes totales de México), más del 60%, entiéndase casi 30,000,000, votamos en contra de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, las leyes permiten que un candidato sea electo porque tiene más votos que los demás, aunque no sea una mayoría absoluta. Es decir, que aunque somo muchos más quienes NO le queremos de presidente, la ley le otorga la presidencia. No es Democracia de libro de texto, no es esa Democracia que dice que el pueblo elige su gobierno, no es esa Democracia que sostiene que la mayoría elige. No es pues, esa Democracia que todos imaginamos.

Yo lo achaco a la incapacidad de conjuntarse como nación. Porque simplemente fuimos incapaces de decidir quién, porque a pesar de que sabíamos que no queríamos a un candidato, no fuimos capaces de unirnos para lograr evitar a ese candidato. Donde un partido político prefirió echar por tierra el mayor logro histórico de la política nacional y del mismo partido, con tal de evitar a un individuo.

El PAN, quien en el 2000 había logrado lo impensable, sacar de los pinos a golpe de votos y unanimidad al PRI, hoy eligió servirle la mesa y echar por tierra ese inmenso logro, con la única intensión de evitar el triunfo del candidato de "las izquierdas".

Prevaleció ese desprecio, antipatía, miedo y hasta odio entre panistas y perredistas; logrando únicamente dividir los votos que bien pudieron significar un desenlace distinto. Ejemplo claro de ello, la desastrosa y horrenda campaña de Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN. Que lo único en lo que se concentró fue en desprestigiar a los oponentes, sin atraer para sí misma más que los votos de los militantes incondicionales del partido y concentrándose hacía el final de las campañas en revivir el miedo y desprecio por el candidato del PRD, de los dos, el único que hubiese podido hacer contienda con el virtual ganador.

Dejándome a mí en lo particular, una sensación de haber contendido únicamente para evitar la llegada a la presidencia de Andrés Manuel Lopez Obrador, Candidato del PRD, y "servir la mesa" para el retorno del PRI. Aún así, hubiese preferido a Josefina que a Peña.

Ahora bien, Lopez Obrador, es simplemente un individuo, ningún mesías, mucho menos un hombre perfecto y muy probablemente corrupto como todos los políticos, por algo es político y, entre ellos, un líder. Es decir, el candidato del PRD no es quizá una opción "buena", pero tal vez era "la menos peor" como se suele decir aquí en México. Por lo menos, era el único con la suficiente competitividad para vencer en las elecciones... si nos hubiésemos conjuntado. Andrés Manuel no me convence, no me da la impresión de ser mejor que otros políticos, quizá su gabinete sea bueno, pero él no me convence. Aún así, lo elijo a él por encima de Peña.

Andrés Manuel, en 2006, muy probablemente ganó las elecciones, sin embargo se proclamó ganador sin esperar el conteo total del PREP, como lo hizo ayer Peña con apenas 17% de actas contadas... a él, le revirtieron la votación y se le criticó duramente por haberlo hecho. Al final, el conteo oficial de TODOS los votos nunca llegó. Cerró reforma, dio pie a que se dijese que verdaderamente es un monstruo, lo demás de esa historia la sabemos.

Hoy por lo menos, era el candidato que podía competir contra el otro candidato que todos detestan, ésto de haber contado con la unificación de los votantes. O tal vez no.

Muchos panistas prefirieron votar por Josefina, su candidata, a sabiendas que muy seguramente no ganaría y con el agregado de que no los convencía ni a ellos, una cantidad de votos que bien pudieron hacer la diferencia; todo porque no confían en Lopez Obrador, desconfianza legitima. Sin embargo, muchos de esos panistas hubiesen considerado la opción de votar por el PRD si estos hubiesen "lanzado" como candidato a Marcelo Ebrard, actual jefe de Gobierno del DF, con tal de que no ganase el PRI.

Si votar por Ebrard significaba que no ganase el PRI, mucha gente lo habría hecho, no sabemos si él hubiese significado la unificación de los votos contrarios a Peña, yo pienso que sí. El problema, ahora, es que no sabemos cómo llegará Ebrard a 2018, cómo llegará su percepción entre la gente, qué aceptación tendrá. Quizá su momento era ahora, y sólo ahora.

Es muy probable que Ebrard llegue desplazado del entorno central de la política, lejos de las luces y estigmatizado por haber apoyado a Lopez Obrador, e incluso haberse hecho a un lado para que él fuese candidato. En pocas palabras, es probable que llegue con una imagen deteriorada y desplazado por los medios de comunicación. Porque hoy significaba una opción de unidad, quizá mañana, dentro de 6 años, signifique una imagen de opositor y enemigo televisivo.

Porque lo que se refiere a la televisión, en la actualidad, es un medio de comunicación poderosísimo, que se ha transformado en formador y dictador de ideas, se ha convertido incluso en uno de las formas del poder. Censura y destruye públicamente, así como ensalza, alaba y crea figuras. Lo podemos ver inclusive en las transmisiones deportivas.

Ayer, cuando aún no se habían contado todas las actas, ambas televisoras de la televisión abierta presentaban a Peña Nieto como ganador indiscutible, casi oficial, y lo celebraban. Le otorgaron tiempo para un discurso en lo que parecía cadena nacional, discurso en el cual se designaba como ganador y hablaba como si estuviese tomando protesta. Lopez Doriga, en Televisa, ensalzó la actitud del aún presidente Calderón, cuando éste salió a nombrar a Peña como ganador, dándole el tinte de ganador oficial, cuando en ese momento aún no se llegaba ni al 20% del conteo del PREP. Así mismo, Javier Alatorre se despedía diciendo "ahora usted ya sabe quién ganó las elecciones presidenciales" cuando aún no se llegaba todavía al 20% del conteo del PREP.

En ambas televisoras se veía y escuchaban palabras hablando de que Peña será un genial presidente, porque según él, en su discurso, así lo dice. Celebraron que va a escuchar y gobernar para todos, porque eso dijo en su discurso. En esos momentos se practicó en mí un condicionamiento psicológico aún más fuerte en contra de las televisoras y la televisión en general. Es decir, confirmé y aumente el por qué no veo tele más que para ver fútbol, una de mis mayores debilidades.

Así pues, se consuma el hecho de que tendremos un presidente inepto, y queda de manifiesto que nos despreciamos y tenemos miedo entre nosotros, rivalizando y descalificando unos y otros, siendo todos mexicanos. Cuando empezamos a hablar de corrupción y todos somo corruptos.

Porque todos los partidos políticos compran votos y regalan despensas, aprovechan la necesidad. A mí mamá, en otras elecciones, una persona de parte del PAN le ofreció 1,000 pesos, yo he visto gente que ofrece despensas y artículos de parte del PRI, Taxistas coaccionados a acarrear votantes también para el PRI y gente simpatizante del PRD que ha golpeado a quien no vota por sus candidatos; la corrupción y el fraude, los políticos y partidos, los conocen y manejan a la perfección, son su forma de vida. Pero aún así no queda descartado el fraude en esta elección. Que estuvo en las ventajas adicionales e inmensas que recibió Peña Nieto.

Queda claro que la gran Mayoría de los Mexicanos no quieren al que, todo parece indicar, será nuestro presidente. Pero también es visible que no supimos traducir ese no querer en hechos concretos que lo evitasen.

En lo particular, uno de los mayores miedos que tengo es que seré universitario mientras ese idiota sea presidente. Seré universitario y formaré parte de ese amplió sector que lo criticó, se burló de él y lo hizo sudar. Seré parte de ese sector que él tendrá muy presente; porque es muy probable que tomará represalias contra los estudiantes. Así que sabré de primera mano lo que es que regrese el PRI, seguramente con todo su sistema de represión y nepotismo; doy por hecho que sabré lo que es haber insultado y contradecido al presidente en un régimen como lo es el del PRI.

Así que felicidades a todos lo mexicanos, tendremos un presidente imbécil

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