domingo, 27 de septiembre de 2015

Crece papel de organizaciones sociales en revelar engaños de grandes corporativos
Una ONG de sólo 27 empleados fue la que puso en jaque a Volkswagen
Activistas han contribuido a investigar a empresas como Apple, Starbucks y Google
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Una pieza con el logotipo de Volkswagen se aprecia entre otras autopartes, en un local de vehículos usados en Jelah, Bosnia HerzegovinaFoto Reuters
Afp y De la Redacción
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de septiembre de 2015, p. 25
París.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG), hasta hace poco entidades testimoniales, se convirtieron en actores de peso en la vigilancia de derechos sociales y normas ambientales de las multinacionales, como acaba de comprobarlo en carne propia Volkswagen.
El caso que dejó en la lona al gigante automovilístico alemán, con una plantilla mundial de 590 mil operarios y un volumen de negocios de 200 mil millones de euros, fue sacado a la luz por el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés), una ONG especializada en transportes ecológicos, con sede en Estados Unidos y que cuenta apenas con 27 colaboradores, según su sitio Internet.
El ICCT e investigadores de la Universidad de Virginia Occidental revelaron que Volkswagen había instalado un software de manipulación de resultados de los controles de contaminación de vehículos diésel. La firma reconoció luego haber colocado ese dispositivo fraudulento en 11 millones de vehículos. El caso ya forzó la renuncia del presidente Volkswagen, hundió sus acciones bursátiles y le valió un aluvión de demandas judiciales que podrían costarle decenas de miles de millones de dólares.
El escándalo de Volkswagen se destapó en los laboratorios universitarios de Morgantown, ciudad de apenas 30 mil habitantes de Virginia Occidental. Lo reveló de manera casual un grupo de investigadores y la ONG ICCT, la cual le encargó a un grupo de expertos que hicieran una serie de pruebas para medir el nivel de contaminación de varios vehículos diésel.
Los investigadores del centro de emisiones de la Universidad de Virginia, dirigidos por el profesor Gregory Thompson, especialista en emisiones, motores y carburantes alternativos, realizaron en 2013 una serie de pruebas a tres tipos de vehículos diferentes, entre ellos dos del grupo alemán.
Nos quedamos estupefactos cuando vimos las cifras, señaló a la agencia Bloomberg John German, el responsable en Estados Unidos de ICCT. Los expertos descubrieron que los vehículos diésel de Volkswagen emiten hasta 40 veces más óxido que nitrógeno, violando la norma en Estados Unidos.
Encontraron que las cifras que revelaron las pruebas realizadas por los científicos no tenían nada que ver con las publicadas por el fabricante alemán.
Los responsables de ICCT pidieron explicaciones a las autoridades estadunidenses sobre la disparidad en los datos, fue así como en 2014 la agencia ambiental de Estados Unidos (EPA) abrió su propia investigación.
Las ONG se han profesionalizado y fortalecido, explica Nicolas Vercken, de la ONG Oxfam. Hace 10 años, cuando pedíamos una cita, creían que veníamos a pedir dinero por una catástrofe humanitaria. Pero hoy en día nos reciben por nuestra pericia o porque nos perciben como una amenaza potencial, incluso sobre asuntos sumamente técnicos como los gravámenes a las operaciones bursátiles, agregó. Para Yann Louvel, de la ONG BankTrack, el escándalo Volkswagen muestra un vacío y hace que uno se pregunte cómo pudieron los reguladores tradicionales no darse cuenta de lo que ocurría.
VW se suma a otras grandes empresas que cayeron en las redes de las investigaciones de las ONG. En agosto pasado, varios bancos renunciaron a financiar un megaproyecto minero en Australia, tras una campaña de defensa de la gran barrera de coral.
El gigante francés de la construcción Vinci se halla enfrascado en una batalla judicial abierta por la asociación Sherpa, por las condiciones laborales impuestas en las obras del Mundial de fútbol de 2022 en Qatar. La misma asociación presentó una denuncia contra el grupo de gran distribución Auchan, por el derrumbe en 2013 del edificio Rana Plaza cerca de Daca, en Bangladesh, que costó la vida a mil 138 obreros textiles.
Numerosas ONG no cesaron desde entonces de acentuar la presión para que diversas marcas, como la italiana Benetton, que hacían fabricar sus productos en ese edificio, contribuyeran a un fondo de indemnización.
Multinacionales del sector de la alimentación también tuvieron que ceder ante ONG de protección de la selva tropical y revisar su aprovisionamiento de aceite de palma.
Y el gigante estadunidense de la informática Apple, acusada de cerrar los ojos sobre las condiciones deplorables de trabajo en las fábricas de sus proveedores, acabó por aceptar la inspección de una ONG en las instalaciones de su subcontratista chino Foxconn. Las investigaciones de las ONG también alertaron a autoridades nacionales sobre las tretas de compañías como Starbucks o Google para eludir impuestos.

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