¿Quiénes le tienen miedo a AMLO?

Por: Redacción Revolución / 29 septiembre, 2015

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Los más importantes miembros de la derecha y ultra derecha, todos unidos, nuevamente y como viene siendo desde hace poco más de diez años, en contra no de un hombre, sino de un pueblo. Dejando de lado simpatías o líneas partidistas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sabido es que ha sido un candidato independiente.

Independiente de los ‘pactos’ entre políticos, independiente de las negociaciones ‘secretas’, independiente y contrario a los actos de corrupción, firme a sus ideas, un sinfín de periodistas, políticos, analistas, intelectuales y adversarios no han podido demostrarle nexos contundentes con ningún personaje o grupos de dudosa reputación, tampoco que tenga o haya mantenido negocios relacionados con tráfico de influencias o propiedades y cuentas bancarias escondidas y jamás declaradas.

El proyecto de MORENA se ha basado en la lucha por cambiar el régimen de corrupción, antidemocracia, injusticia e ilegalidad que ha llevado a México a la decadencia actual que se expresa en crisis económica, política, en pérdida de valores, en descomposición social y violencia. Un movimiento que se basa en la idea que las riquezas de un país deben ser entregadas a sus ciudadanos, efectivamente es una amenaza.

Faltando poco menos de tres años para las próximas elecciones presidenciales AMLO se vuelve a posicionar como el candidato mejor aceptado por los mexicanos y con mayor fuerza que en las últimas dos elecciones.

¿Quiénes le tienen miedo a AMLO y a la creciente izquierda de nueva creación? Todos aquellos partidos y líderes que dirigen a la derecha oligárquica de forma pública o desde las sombras; quienes usan a sus escritores y comunicadores (ya con miserias de credibilidad o ninguna), para intentar convencer a la sociedad que todos los partidos son igual de malos y que Morena no escapa de esa descomposición.

La consigna no es comparar a MORENA y a su líder con PRI, PAN y PRD, todos constructores de un Estado Paria, que han evidenciado su mezquindad cínicamente, ahora toca dar paso a la nueva estrategia ‘la independencia’; la fabricación de un candidato supuestamente alejado de cualquier instituto político, que argumente una falsa emancipación de los políticos ‘de siempre’ y posiblemente bajo una figura ‘austera’, porque se requiere incansablemente frenar, no a un hombre o a un partido, sino a un cambio de poderes, donde quienes hoy ostentan la explotación de la República, sean mañana quienes reciban justicia y castigo.

En la medida en que el personaje y el partido demuestran lo que hoy pueden hacer desde los pequeños espacios que no han logrado quitarles (vía fraude), la intención de voto cambia de dirección y retoman su camino por la izquierda, pero una nueva, una que implica un cambio real, el cual tampoco depende de un instituto político o un político, sino de una gran mayoría que se atreva, como hasta ahora a alzar la voz y tomar el control de un patrimonio que ha sido saqueado y despilfarrado en manos de los más grandes homicidas, estafadores y criminales que ostentan el poder en este país.

“Con mucha discreción y en grupos de diez, intelectuales y expolíticos se reúnen periódicamente con un objetivo concreto: preparar una candidatura presidencial independiente capaz de ganar las elecciones de 2018″, versa una columna de opinión, que no parece sorprender al dar a conocer dicha acción.

Esta nueva estrategia de saboteo puede presentarse a finales de año o en el siguiente, la urgencia es desviar la atención del pueblo y nuevamente intentar coartar el triunfo de la patria libre.

Pareciera ser que los ataques de la derecha siguen resguardados a medias, mientras la estrategia toma fuerza y forman un embuste ‘independiente’, entendible a sabiendas que este grupo de panistas, yunquistas, priistas, aborrecen a quien es feliz amando a la humanidad, a quien comparte lo que tiene y vive con la convicción de crear oportunidades reales a quienes han padecido un régimen tirano. Estos grupos políticos le temen a quien no tiene como dioses al dinero y el poder, sino a la legítima independencia de una nación humillada y abatida por las mafias que la mantienen oprimida.