Astillero
Ayotzinapa se sostiene
Caminata y convicciones
Los Cardones: Verde-Azteca
Adiós, poeta Gutiérrez Vega
Julio Hernández López
MARCHA EN IGUALA. Conmovidos y en silencio, habitantes de Iguala observaron este domingo la manifestación realizada por unas 5 mil personas al cumplirse un año de la tragedia ocurrida a los normalistas de Ayotzinapa, el equipo de futbol Los Avispones y a una pareja que viajaba en un taxi. A las 10 de la mañana se instaló un retén a la entrada de la carretera Chilpancingo-Iguala, con unos 150 policías estatales, en espera de la llegada de los contingentes; sin embargo, minutos antes del arribo de 24 autobuses con los manifestantes se retiraron. En la imagen, ofrenda colocada en la estela edificada en recuerdo de los caídos y desaparecidosFoto Javier Verdín
L
a colectiva caminata sabatina que desembocó en la Plaza de la Constitución demostró el arraigo y la persistencia de un movimiento cuyas premisas (verdad y justicia respecto a la desaparición de 43 jóvenes estudiantes) no han sido diluidas ni política ni socialmente a pesar de la perversa campaña de confusión procesal, envenenamiento mediático, amedrentamiento físico y la soez pretensión de instalar una
verdad históricapara fundamentar un carpetazo que el poder federal no ha podido asestar a pesar de sus enjundiosos intentos.
No fueron tantos como se hubiera esperado (el Zócalo, en esa marcha de los paraguas, no se llenó), pero sí fueron los suficientes para demostrar que la lucha y la esperanza siguen vigentes. Salvo los tradicionales incidentes provocados al final de la larga columna por grupos de encapuchados en los que se entremezclan genuinas convicciones confrontacionales y sembradas provocaciones, el desarrollo de la multitudinaria manifestación fue operativamente ordenado (no hubo presencia policiaca más que preventiva, aunque los incidentes antes mencionados motivaron la aparición cuantiosa de los cuerpos de seguridad), con una evidente indignación desahogada en mantas, pancartas, consignas, música y el vehemente conteo coral que llegado al 43 exigía justicia.
Pero, sobre todo, el valor de ese fluir sobre el Paseo de la Reforma rumbo al Zócalo capitalino estuvo en la persistencia de un movimiento que, a diferencia de muchos otros en décadas recientes (por ejemplo, los de protesta por fraudes electorales o los de otras víctimas de crímenes provenientes de la dupla gobierno-narco), no ha podido ser mediatizado ni aplastado. Sin organización política ni social suficientes, la fuerza de ese hartazgo colectivo se mantiene e incluso ha lanzado la propuesta de que no haya más luchas populares aisladas. En la noche trágica de Iguala sembraron semillas.
En La Paz, Baja California Sur, un plural movimiento de resistencia cívica se ha levantado contra las diversas maniobras de trampa, colindantes con lo mafioso, que se han practicado para dar viabilidad a un proyecto de minería a cielo abierto denominado Los Cardones, en el que intereses y personajes abiertamente ligados a Ricardo Salinas Pliego, el principal accionista del Grupo Azteca, tienen papel preponderante.
Una muestra de las irregularidades con fuerte tufo a corrupción se produjo la semana anterior, cuando regidores y síndico del municipio paceño aprobaron en secreto permisos para uso de suelo en favor de esa mina señalada como tóxica, a unos días de que termine la gestión actual, dominada por el PRI y el Verde, y entre en funciones una administración panista (en BCS hubo un largo dominio del tricolor; una alternancia perredista, con Leonel Cota como principal figura, una primera gubernatura de Acción Nacional, con Marcos Covarrubias, antes perredista, y ahora el PAN ha ganado de manera apabullante el Congreso local, las presidencias municipales y en el Poder Ejecutivo estatal ha quedado Carlos Mendoza Davis, hijo del primer gobernador electo en BCS, el priísta Ángel César Mendoza Arámburu).
En un país donde con frecuencia se logra en casos críticos la compra de votos de senadores, diputados o regidores y síndicos para aprobar proyectos dañinos al interés popular, los arreglos a escondidas de la mayoría de los integrantes del cabildo de La Paz encajan en un libreto de poderes coaligados para instalar esa mina tachada de dañina a la ecología regional. La empresa Los Cardones (Desarrollos Zapal) forma parte de Invecture Group, donde Julio Belmont Garibay es el director de relaciones gubernamentales y fue directivo de Banca Quadrum, que presidió John Detmold y en la que fue accionista Salinas Pliego. Detmold es fundador y directivo de Invecture Group. David de La Paz es el
coordinador regional de Tv Azteca e impulsor del Frente Pro Desarrollo Sustentable, organización antagónica al movimiento socialque lucha contra la minería tóxica de Los Cardones.
Ambientalistas y ciudadanos, movimientos y protestas están bajo vigilancia de una policía privada: Adamantium Private Security Services, que según los opositores a Los Cardones es también parte del Grupo Salinas (http://goo.gl/Z9uwFy) y es dirigida por Luis Cárdenas Palomino, miembro del grupo central de Genaro García Luna (Carlos Ibarra escribió un reportaje ilustrativo en La Jornada Baja California:http://goo.gl/TG0Lr6). A pesar de todo, continúa la protesta nucleada en el Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida, ante el poder del Grupo Azteca, el cómplice Partido Verde Ecologista de México (cuatro mentiras), que tiene como senadora a Ninfa Salinas Sada (hija del magnate) en la presidencia de la comisión de medio ambiente y recursos naturales y a Rafael Pacciano como secretario federal del medio ambiente. La ecología nacional en manos del Verde-Azteca.
El poeta Hugo Gutiérrez Vega ha dejado de estar presente en términos físicos. Diplomático, actor, abogado y autor de una reconocida obra literaria, fue un notable director de La Jornada Semanal (donde Luis Tovar fue su acompañante y amigo) y aportó su bonhomía, experiencia y prudencia en tareas tan distantes de las musas como fue la presidencia del consejo de administración de Desarrollo de Medios, la empresa que edita La Jornada. A sus 81 años, galardonado y reconocido constantemente en universidades y centros culturales, voz y espíritu preocupados por lo que sucede en México, intelectual sin alejamiento de la realidad ni distante de la batalla colectiva por salvar a la nación, don Hugo cerró sus páginas terrenas y dejó a su familia, a los jornaleros y a los mexicanos un recuerdo y un ejemplo valiosos.
Y, mientras Peña Nieto trata de retomar vuelo en las pistas internacionales donde un año atrás le elogiaban al extremo de considerarlo un inminente líder mundial, todo un estadista latinoamericano, a diferencia de la realidad actual de ese gobierno desfondado y en crisis, ¡hasta mañana!
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