domingo, 31 de julio de 2016

COLUMNAS

La hediondez del PRD en Guerrero

@alexiabarriosgvie 29 jul 2016 19:49
 
  
 
Evodio Velázquez
Evodio Velázquez
Foto propiedad de: Internet

 Supongo que el PRD en Guerrero perdió la brújula en 1995, después de que mediante gran presión lograron la renuncia de Rubén Figueroa Alcocer y mediante una “muestra de voluntad”, aceptaron que varios perredistas se unieran al gobierno interino de Ángel Aguirre Rivero.
 “Eso querían, hijos de la chindaga” (…) “Eso querían, ¿verdad cabrones?”, cuenta Pave Soberanes que les dijo un enérgico Rubén Figueroa a los cadáveres de los indígenas de Aguas Blancas y después  empezó “el mandato kármico de Ángel Aguirre”, quien años después se manchara de sangre con la matanza en “El Charco” y en su segundo mandato, el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

21 años han pasado desde entonces y son Figueroa y Aguirre Rivero los que han infiltrado totalmente al PRD en Guerrero, aliados de Nueva Izquierda, con las consecuencias de todos conocidos, de los que ni el PRI ni el PAN estatales han estado exentos.

Pequeña crónica de muertes anticipadas
 Apenas 18 de julio publiqué en SDP Noticias de las acusaciones, algunas sustentadas y otras no tanto, sobre el alcalde de Acapulco y el finado edil de Pungarabato, ambos del grupo político Nueva Izquierda del PRD, destacando que sus jefes policíacos se negaban  a pruebas de confianza o fueron reprobados:
 Pasó un día y el 19 de julio en Acapulco la notaría del  presidente del Tribunal Superior de Justicia, Robespierre Robles Hurtado, supuestos integrantes del “Cártel Independiente de Acapulco”, CIDA, último reducto de los Beltrán Leyva, rafaguearon el inmueble y dejaron un mensaje en que le piden cumplir con la palabra de liberar a un jefe de este cártel, David Palma (a) “El Deivid”.
Curiosamente, el 20 de julio, estaba programada la visita de trabajo del gabinete de Seguridad encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong para cuestionar la certificación de policías y la lentitud con que operan los C4, en especial en Acapulco.
Después, el 22 de julio, un fino trabajo de inteligencia de la Policía Federal, logran la detención de “El Ruso”, un pesado jefe del grupo delictivo CIDA. Detenciones sin contemplaciones que pasaron de inmediato a ser procesados.
 Faltaría lo peor; al día siguiente, en la carretera que conecta al municipio de San Lucas con la tenería de Rivapalacio, en Michoacán, una de las más peligrosas y donde lo que imperan son los narco-retenes, fue ejecutado el acalde de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, político ex figueroísta y alineado a las causas de Nueva Izquierda en su etapa perredista, a quien el líder de los “Galileos”, Guadalupe Acosta Naranjo calificó como “ejemplo a seguir” y un “hombre cabal”. Quizá el perredista desconocía todo el expediente que publicó Riva Palacio en su columna del pasado jueves y de lo que todo el PRD calló y ni siquiera una réplica aventuró.   

Las cosas se politizaron; los Chuchos se desgarraron y dividieron por disputar la suplencia de Soto Duarte, al tiempo que llegaron cientos de militares, marinos y policías federales a la búsqueda de los responsables del asesinato en Tierra Caliente de Michoacán, Guerrero y Estado de México, porque no es un asunto exclusivo de una entidad.  

Acapulco, la próxima parada

José Luis Camacho publica este día en SDP Noticas que “… en Guerrero diputados locales y regidores del PRI en Acapulco exigieron la renuncia del alcalde Evodio Velázquez. El presidente municipal ha tratado de desviar la atención de los vínculos que tiene con los integrantes de la corriente Nueva Izquierda en Tierra Caliente con declaraciones de exigencia de seguridad a los alcaldes de su partido. Lo cierto es que el poder tras el trono de este grupo de Nueva Izquierda del PRD sigue siendo el ex gobernador Ángel Aguirre. El alcalde Evodio Velázquez ha sido rebasado por la delincuencia en el puerto de Acapulco y ha tratado de evitar que con el método del mando único le quiten los recursos destinados a seguridad. Los diputados locales y los regidores pedirán al congreso del estado la solicitud de renuncia de Evodio por incompetencia y malos manejos administrativos”.
 Y es que según nos informan, el alcalde perredista de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre está preocupado por las indagatorias de las procuradurías sobre la captura del empresario  Joaquín Alonso Piedra, alias “El Abulón”, a quien distintas fuentes vinculan a  la facción “La Empresa” del grupo delictivo de los Beltrán Leyva, pues su sobrino, Fredy Alonso, sería quien controle a varios de los jefes sectoriales de la Policía Municipal de Acapulco.
 ¿Les suena parecido al municipio de Iguala de José Luis Abarca? No sería extraño, porque las dinastías de políticos de obscuros intereses se han infiltrado en el PRD estatal y en sus gobiernos municipales, tales como los Duarte (Isidro, Catalino y Ambrosio) y los Villa Ortuño, los Villa Pineda y los Abarca Villa; o sea, los mismos actores acusados por la desaparición de los 43 normalistas. Y bueno, sobra decir que Evodio es compadre del difunto Soto y aliado de los Mojica Morga.
 Evodio Velázquez Aguirre presume ser de cuna la humilde, la populosa colonia “Pancho Villa”,  pero ahora tiene propiedades en el fraccionamiento Ciudad de los Deportes de Acapulco y habita un lujoso condominio en el exclusivo fraccionamiento Joyas de Brisamar, a un costado de Las Brisas.
 Como ocurre en otras municipales controladas por el crimen, la autoridad municipal en Acapulco parece relegada, pues además de la permisividad con que operan los narcomenudistas, las ejecuciones, también aparecen por arte de magia constructoras como proveedoras de Obras Públicas del Municipio.
Nadie se sorprenda si algo grave pasa en Acapulco y otro escándalo le estalle en las manos a los dignos dirigentes de Nueva Izquierda y del PRD guerrerense, pues ayer, en su exposición ante el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales, la defensa de la honorabilidad del difunto alcalde ya no fue tan fuerte. ¿Qué harán ahora con Evodio?

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