lunes, 23 de marzo de 2009

JAIME AVILES


Esta vez la multitud no vibró de entusiasmo; los portales y calles sombreadas, refugio de muchos

El sol inclemente y las elecciones del PRD limitaron el entusiasmo en el Zócalo
Nueva andanada de campanazos catedralicios que, sin embargo, no provocaron más que protestas


Aspecto de la asamblea primaveral convocada por el gobierno legítimo que encabeza Andrés Manuel López ObradorFoto Víctor Camacho
Jaime Avilés

No, esta vez el Zócalo no vibró de entusiasmo, ni saludó la propuesta siquiera con aplausos, pero tampoco se manifestó en contra cuando Andrés Manuel López Obrador llamó al movimiento nacional que encabeza a participar en las elecciones del próximo 5 de julio, no sin subrayar que ésta es una lucha de hombres y mujeres libres y cada quien actuará de acuerdo con su conciencia.

Mucho más emotiva fue la reacción de los asistentes a la asamblea primaveral de la Convención Nacional Democrática cuando el senador Ricardo Monreal, desde la tribuna, propuso una huelga de pagos a tarjetas de crédito contra la usura de los bancos y, secundando ideas expuestas en anteriores ocasiones por el diputado José Antonio Almazán, del Sindicato Mexicano de Electricistas, no descartó adoptar medidas similares contra la Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro, que cobran cada día más abusivamente el servicio eléctrico.

El de ayer, sin embargo, no fue el mitin más concurrido en la intensa historia de la resistencia civil pacífica. El tramo de asfalto destinado a los automóviles que pasa ante la catedral estaba prácticamente vacío, tal vez porque miles de personas se refugiaban del sol en las calles de Francisco I. Madero y de 16 de Septiembre, aprovechando que a la mitad de la plancha había grúas con torres de sonido, de manera que los discursos se escuchaban muy bien sin tener que freírse en la resolana.

Bajo los portales de los dos palacios del Ayuntamiento sucedía lo mismo: la gente se escondía del sol, apretujándose, aunque el grueso de la concurrencia, en la plancha y detrás del templete, soportaba la chamuscada con estoicismo, gracias en parte a que de pronto soplaba el viento y ondeaban las banderas de los tres partidos del Frente Amplio Progresista y de las brigadas defensoras del petróleo.

Cerca de las 12 horas, las campanas de la catedral comenzaron a sonar con su acostumbrada violencia, tapando palabras del mensaje de López Obrador e irritando, por supuesto, a miles de personas, que volteaban impacientes hacia las torres del templo con gestos indignados. Pero al fin y al cabo nadie cayó en la provocación y el acto prosiguió sin incidentes.

Una dura prueba

En el Zócalo capitalino estaban desde luego numerosos asistentes a la convención nacional de comités municipales del gobierno legítimo, que se efectuó el sábado en el Deportivo Reynosa de la delegación Azcapotzalco. Y mientras los oradores informaban acerca de los acuerdos adoptados en aquella reunión, los cuadros locales del movimiento, que ya los conocían, aprovechaban para pasear, conocer la catedral por dentro, hacer algunas compras, en fin, turistear y descansar tras la agotadora sesión de trabajo de la víspera.
Ese encuentro, que a la vuelta del tiempo será interpretado quizá como el primer paso para la fundación de un nuevo partido político, sirvió también de preámbulo para que López Obrador abordara finalmente de lleno el problema de las elecciones de julio, en medio de las nulas esperanzas que éstas despiertan en amplios sectores de la resistencia civil.

A tal desencanto contribuyeron sin duda los comicios internos del PRD, que el domingo antepasado se caracterizaron por el reparto de despensas y, en casos extremos, el robo de urnas y la quema de boletas. Esas prácticas sucias, incompatibles con un movimiento que está por la transformación de la vida pública, arrastraron sus secuelas ayer hasta el Zócalo, tanto en el volumen de la multitud, que no desbordó la plaza, como en el hecho siniestro de que un grupo de empleados de la delegación Tlalpan, y de colaboradores del candidato perredista a gobernarla, Higinio Chávez, hayan golpeado al precandidato Adolfo Llubere y a cinco de los miembros de su equipo de trabajo, cuatro mujeres y un hombre, que debieron recibir atención médica.

¿Abstencionismo o campaña y votación el 5 de julio a favor de las expresiones del PRD que se han mimetizado hasta convertirse en una réplica del PRI, especialista en fraudes electorales? López Obrador no abordó la cuestión en su discurso ni tampoco habló de las consecuencias que podría traer consigo el que el movimiento quede al margen de las cámaras, donde –como decía ayer la gente al discutir el dilema tras el mitin– ya nos traicionaron los que llegaron al poder con nuestros votos, en obligada alusión a Ruth Zavaleta y los chuchos.

No, no había mucho entusiasmo en el gentío insolado que se retiraba ayer del Zócalo. Los tres meses que vienen pondrán a prueba la eficacia de la estructura que nació el sábado en el Deportivo Reynosa, tras el encuentro de los dirigentes municipales de todo el país, quienes por cierto –el dato no es desdeñable– revelaron que sólo uno de cada 10 tiene Internet en su casa.

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