Por Paquita
18 de Marzo, 2009 - 01:22
Con la crisis se abren muchas oportunidades para recuperar la economía mexicana. Mientras el banco de México gasta esfuerzos inconmensurables y recursos económicos ídem, el campo mexicano, que podría ser la punta de lanza para sacarnos del hoyo, sigue en el ídem. Se han desmantelado irresponsablemente los mecanismos de supervivencia para los productores del sector primario; desde la desaparición de Conasupo, el debilitamiento de Liconsa y Diconsa, hasta la entrada desfavorable al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Sin embargo, hoy la balanza se podría inclinar a nuestro favor por la crisis económica en Estados Unidos. Si están bajando la producción de azúcar, nosotros hemos de aumentarla; si los granos no les alcanzan ni para exportar, nosotros hemos de abastecer nuestro mercado interno y así recuperarnos de la invasión de la semilla gringa transgénica y subsidiada. Así mismo, somos los proveedores naturales para su mercado alimentario, y sin embargo, las cosas han sucedido al revés por el afán del gobierno mexicano en concentrar los esfuerzos en el sector terciario que es, de por sí, el menos productivo en términos reales, y en perseguir el sueño idílico de convertirnos en una economía sólida sin consolidar los sectores en los que somos más fuertes y fortaleciendo aquellos en los que somos más débiles.
Antier, el Secretario de Economía se envalentonó para amenazar a los E.U. con subir los aranceles de productos gringos que entren a comercializarse en el territorio mexicano, y fue capaz de ello porque el vecino anda necesitado y débil. Sin embargo, es importante ver que aun si no le hubiera pegado tan fuerte la crisis al vecino del norte, la administración en turno podría poner las reglas para un comercio justo entre ambos países, ya que no es de despreciarse lo mucho que contribuye México como socio comercial de Estados Unidos. El mercado mexicano sigue siendo muy importante para Estados Unidos porque el tamaño del mismo es enorme (o sea, somos un chingo), y eso basta para que exijamos un trato más equitativo y vayamos más allá en cuanto a invadir el mercado estadunidense con nuestros productos del campo que superan en calidad, por mucho a los que importamos de allá.
Podríamos voltear la mirada a América Latina y analizar cómo han fortalecido sus mercados y ha obtenido reglas para comerciar de manera más justa con los Estados Unidos a través de la negociación racional, no sumisa, de las condiciones que hay en cada región para producir.
Por supuesto que es de esperarse que para un gobernante venido del fraude (o sea, sin apoyo popular y lanzado por dedazo de una minoría), sin un mínimo conocimiento de la situación real que se vive en el país porque nunca ha trabajado a ras de suelo sea imposible tener visión suficiente como para ver las potencialidades de recuperación de la economía mexicana en el nuevo escenario mundial. La administración se niega a ver un nuevo panorama a través de la venda del dogma y fuera de la comodidad del estátus. Habrá que comenzar esta recuperación de la misma manera como se han logrado los cambios grandes en este continente: desde abajo, con trabajo honesto y organización.
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