Por Polimnia Romana
25 de Agosto, 2009 - 00:00
Amanecimos con la noticia en todos los diarios de que los maestros que presentaron examen para obtener una plaza salieron reprobados, que no están aptos después de haber obtenido un título avalado por la misma SEP o de haber laborado algunos años cubriendo un interinato.
Sabemos perfectamente que quienes elaboraron y aplicaron este examen son ni más ni menos que el yerno de Elba Esther Gordillo y su equipo, encargados del "sistema nacional de formación continua y superación profesional de maestros en servicio". Ellos son los jueces y dictaminan la capacidad de los maestros, pero ¿quién dictaminará la capacidad profesional y moral de los que llegaron a ese cargo como pago de una factura por la colaboración de la lideresa perpetua en el fraude electoral de 2006.
Nada bueno puede esperarse de los que están dispuestos a vender la educación a particulares con el pretexto de que los maestros oficiales son muy malos, algo así como lo que hicieron con las guarderías del IMSS los panistas y priístas mediante el tráfico de influencias.
Hay muchas cosas ocultas del arreglo entre Vázquez Mota y Gordillo a la hora de firmar la ACE (Alianza por la Calidad Educativa), lo que sí salta a la vista es la pésima calidad de los nuevos materiales de la reforma, supeditados al mercado laboral más que a la formación humana de los niños mexicanos.
Lo que reconforta es que los maestros oficiales conocen mejor que nadie la realidad dentro de las aulas y que con nuevos o viejos materiales, con estrategias novedosas o sin ellas, se harán cargo del desarrollo integral de los niños. La experiencia nos dice que son ellos los que salvan a sus alumnos de las situaciones adversas que rodean sus vidas, que los ayudan a aprender en convivencia con otros niños y que en la práctica rescatan lo mejor de cada uno de ellos. Si la historia de México es mutilada en los nuevos libros, no dejarán de conocerla porque los maestros la tienen adherida a la piel y encontrarán la manera de que sus alumnos conozcan el pasado para comprender el presente.
Por la Secretaría de Educación Pública han pasado grandes hombres que en nada se parecen a sus últimos titulares, su trayectoria y su influencia dentro del magisterio no va a borrarse de un plumazo por capricho de nadie. La Educación es obra de muchos y mujeres comprometidos con las nuevas generaciones y con la patria.
Un saludo y un reconocimiento a los maestros que este gobierno trata de desprestigiar. De ustedes aprendimos las bases para seguir creciendo. ¡Ánimo!
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