jueves, 28 de abril de 2011

Del fascistoide Peña Nieto y de la escoria que lo apoya H. E. CAVAZOS ARÓZQUETA

Ojalá que México tuviera menos recuerdos y más memoria. El país no goza de ésta. Y los principales beneficiados de esta amnesia colectiva son el PRI y Enrique Peña Nieto. Esto se manifiesta en los resultados que han venido arrojando las encuestas que se han realizado en los últimos años para determinar quiénes son los favoritos para ganar la presidencia en 2012. En todas éstas aparece el mexiquense como puntero.



La popularidad del gobernador del Estado de México no es fruto de sus virtudes como político o de los resultados positivos de su mandato. Quien se ha encargado de que este hombre, siempre bien peinado, sea tan popular, ha sido el duopolio televisivo, principalmente Televisa, la fábrica de embustes más grande del mundo; la empresa más importante de embrutecimiento masivo a nivel nacional.



Y es que el mandatario de Edomex ha aprovechado tragedias familiares, como la muerte de su esposa, Mónica Pretelini, celebraciones personales, como su matrimonio con Angélica Rivera, "La Gaviota", campeonatos de fútbol del Toluca, crisis sociales, como la epidemia de Influenza, y un largo etcétera, para difundir su imagen y acaparar las pantallas de México.



Es indignante que el gobierno del estado de México invierta tantos recursos para promover el nombre de Enrique Peña Nieto, cuando lo que la entidad necesita, a causa de su imparable crecimiento demográfico, son programas de desarrollo social, servicios públicos. Pero no. El erario mexiquense no se utiliza en su totalidad para satisfacer las necesidades de los mexiquenses. No. Gran parte de éste se dirige a Televisa y Tv Azteca para saciar la ambición de su gobernador: ganar en 2012 la presidencia de la República.



Otro aspecto político estremecedor de el famoso "Gelboy" son sus atributos fascistas. El sucesor y aprendiz del corrupto Arturo Montiel ha venido mostrando su verdadera inclinación política: la ultra derecha. El "goleen boy" del PRI tiene una cuasi íntima relación con la iglesia y tiene el apoyo de la escoria derechista más deleznable del país. Basta ver el contenido neoliberalista, racista, clasista y homofóbico de este fragmento de un discurso pronunciado por José Pedro Toledano con el afán de convencer a los miembros de la Organización Democrática Cristiana de América para que votasen por Peña Nieto:



“La economía de libre mercado necesita para funcionar bien un estado que garantice el cumplimiento de las reglas del juego; necesita seguridad jurídica; necesita instituciones estables y buenas leyes, pero sobre todo, librarse de los estorbos sociales que impiden o dificultan el desarrollo, razas inferiores como los negroides y los indígenas, seres pervertidos como los afeminados y drogadictos, errores de la naturaleza como los discapacitados y gente con síndrome de Down. Pero, sobre todo la escoria comunista de López Obrador, que por suerte ya no tiene cabida en el PRD . Aun así seamos cautelosos, la crisis nacional les hará fortificar sus filas, debemos aplastarlos antes de que se vuelvan a levantar.

Pero les tengo una gran noticia. Capa Blanca ha decidido abrir una segunda senda, la de la derecha tricolor, ellos han tomado el control de su partido, y su candidato – que además encabeza las encuestas- es uno de los nuestros, seguidor de Escrivá de Balaguer y gran católico. Por eso les digo que no teman apoyar a Enrique si las encuestas le favorecen, él sabrá llevar agua a los huertos y semilla a los campos.

¡Patria, Religión y Sangre!”



Todo indica a que el gobernador del estado de México más que un revolucionario, es un reaccionario institucional. Hace que el PAN y el yunque parezcan democráticos y socialistas. No por nada el gobierno que encabeza ha sido autoritario, represor, y ha violado Derechos Humanos. Además, el mexiquense, también apoya a la nueva iniciativa de ley de seguridad nacional, misma que le daría a este último, de ganar la presidencia, luz verde para ejercer sus actividades predilectas: ultrajar garantías individuales y reprimir impunemente.



Peña Nieto no representa a un nuevo PRI, al contrario: encarna los intereses de de los personajes más siniestros de la política y la sociedad mexicana. Él es el títere, la oligarquía el titiritero. Y si México, al concluir el sexenio de Felipe Calderón, estará agonizando, de ganar la presidencia el PRI, se terminaría de morir.



Tengamos memoria. Sigamos creando conciencia.



Para escribir esta columna utilicé información de “Si yo fuera Presidente. El Reality Show de Peña Nieto”, de Jenaro Villamil. Editorial Grijalbo 2009. Libro que recomiendo ampliamente.

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