Juan Molinar Horcasitas es un panista profesional.
Para su desgracia esa condición no implica que necesariamente sea un político profesional, o un profesional de la administración pública.
Los hechos de su más reciente trayectoria confirman lo anterior.
El presidente Felipe Calderón le ha dado a Juan Molinar en este sexenio muestras de confianza en lo administrativo. Y de igual forma le ha demostrado su estimación, su “sobre estimación” dicen sus detractores. Le ha encargado Calderón asuntos importantes para la política panista y la administración del régimen.
Calderón lo designo primero Director del IMSS.
En ese cargo fue omiso de fallas tan sensibles como la del caso del incendio de la guardería ABC de Hermosillo. Ya no estaba en el IMSS cuando ocurrió la tragedia, pero en su tiempo sí se ratificaron a los funcionarios que manejaban tanto la subrogación de esas instituciones, como la supervisión de las mismas.
A Daniel Karam le tronó la bomba de la guardería ABC que dejó un saldo de varias decenas de niños muertos a causa de las quemaduras que sufrieron.
Pero Molinar Horcasitas tuvo una gran parte de culpa, por omisión y tal vez por comisión, en el delito cometido en Hermosillo.
Calderón mandó a Molinar Horcasitas a tapar el hoyo que hizo en la secretaría de comunicaciones el atorrante de Luis Téllez.
Téllez defendió sus compromisos en materia de radio y televisión aprovechando el cargo y armó un lío por mantener como comisionados de la COFETEL a dos de sus incondicionales.
Pero le salió una subsecretaria como Purificación Carpinteyro y se armó la grande.
Grabaciones de Téllez con sus novias, amenazas al presidente a través de su secretario particular, componendas con Juan y Abraham, salieron a la luz pública y el Osito Téllez fue cesado de manera fulminante de la SCT.
Para componer ese entuerto llegó Juan Molinar. Y no pudo.
Lo regresaron entonces al comité nacional del PAN, en una oscura y segundona posición, desde la cual su tarea era mantener una buena relación entre sus caros amigos Felipe Calderón y Leonardo Valdés.
Además Molinar Horcasitas tenía que orientar y controlar a los novatos que, tal es el caso de Madero, no saben manejar un partido político de las dimensiones del PAN.
Otra vez Juan Molinar ha llegado a su nivel de incompetencia. Víctima del principio de Peter, Juan Molinar está atrapado en el desaseo de la relación IFE-CIRT toda vez que ese diferendo se complica en lugar de resolverse.
Ya las cosas han llegado al planteamiento de un conflicto entre poderes (Legislativo y Ejecutivo) de acuerdo a la tesis de José Carlos Ramírez.
Guiar al inestable de Leonardo Valdés no es cosa fácil. Pero un político está para resolver problemas difíciles y no para hacer la hamaca.
El problema reventará en los tiempos legislativos pronto.
Y en la conducción partidista de Molinar en el comité nacional del PAN, su tarea ha dejado mucho que desear.
Solo hay dos finalistas buscando la candidatura presidencial. Ernesto Cordero apoyado por Calderón y Santiago Creel apoyado por Vicente Fox.
Pero en esa solución que se ha dado en automático, Molinar Horcasitas no ha tenido nada que ver.
Para garantizar el futuro de las elecciones del año venidero ya flota con insistencia una pregunta en el ambiente político-electoral: ¿Es Juan Molinar el indicado para negociar con el IFE a nombre del presidente?
Los diputados tienen la palabra.
Tres designaciones de consejeros los están marcando históricamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario