Como si se tratase de una anécdota jocosa, la hoy aspirante a la presidencia de la república Josefina Vázquez Mota relató el pasado martes en Pachuca durante una ¡conferencia de prensa! que Luis Carlos Ugalde le había llamado, según su primera versión, “a las 9 de la noche” para decirle que Felipe Calderón Hinojosa había ganado la presidencia de la república.
Luego de declarar semejante cosa sin reparo alguno frente a reporteros, los panistas reunidos en la sede del comité estatal aplaudieron y celebraron lo que había dicho Vázquez Mota, quien al admitir que Ugalde le confirmó la victoria de Calderón antes de que hubiera resultados oficiales estaría avalando la ilegalidad de los comicios.
El hecho, que en primera instancia pasó desapercibido para los reporteros locales y nacionales que cubren la fuente –excepto para Ricardo Montoya, corresponsal de Radio Trece, La Razón y reportero de El Independiente de Hidalgo quien fue el único a quien no se le fue la nota- obligó a la prensa a pedir la versión de Luis Carlos Ugalde, quien rechazó lo dicho por Vázquez Mota, incluso muy molesto, cuando Joaquín López Doriga confrontó a la panista con el ex árbitro de la elección presidencial en 2006 y quien salió del Instituto Federal Electoral precisamente por la sombra de duda que rodeó los comicios.
¿Para qué Vázquez Mota revive heridas que aún al final del sexenio calderonista siguen abiertas plenas de pus? Ignoro si la aspirante que, de acuerdo con varias encuestas encabeza las preferencias panistas, haya calculado los efectos de su, para ella, graciosa revelación, pero lo que es un hecho es que 2006 seguirá siendo una fecha desgraciada para la historia nacional, plena de incertidumbre, y que aún divide los mexicanos porque el sabor a imposición perdura.
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