Después de aquel saludo de mano entre Marcelo Ebrard y Calderón en el Museo de Antropología e Historia, parece que el escenario y los contendientes de la izquierda Andrés Manuel y Ebrard, han decido competir uno del otro.
Lo que respecta al actual jefe de Gobierno del DF en los últimos años ha seguido siendo fiel a su estilo, ahora más que antes, busca sobre todas las cosas desmarcarse de López Obrador –y también de su movimiento MORENA-. Para muestra, sus declaraciones ante empresarios leoneses donde recalca que él va con un proyecto de Gobierno, mientras que su contrincante interno, es sólo un representante de un movimiento social en resistencia. ¡Vaya!, con tal declaración no sólo busca alejarse de AMLO, sino que además menosprecia 2 millones de votos duros del tabasqueño, mismo que Ebrard dice que sólo es un” movimiento de resistencia”. Y para rematar, le hace ver desde ahorita, que de no favorecerle los resultados a López Obrador, éste debe someterse a lo que diga la gente. Sólo que me surge una duda, ¿se está refiriendo a los ciudadanos afines a la izquierda, o las huestes chuchistas del PRD?.
Por otra parte, el líder de Macuspana ha raíz de la destitución “autoritaria” –según los pejistas- de Ebrard ante Martí Batres, a Obrador se le ha visto un tanto pragmático y táctico de más. Primero respalda la acción del regente capitalino, y muy después apoya al socialista y activista Batres. En una entrevista con Carmen Aristegui, declara Obrador que Marcelo Ebrard estaba en todo su derecho de saludar de mano a Calderón, porque es el representante de la CONAGO, y por tal motivo, estaba dentro de sus facultades hacer tal reverencia. Y a su vez respalda la libre opinión recriminatoria de Batres por el saludo de su ex-jefe Marcelo Ebrard con Calderón. Para muchos estas declaraciones y acciones les ha incomodado a la gente cercana a Obrador, hasta el grado de sentirse aparentemente agraviados por tales maniobras, mismas que han sido duramente cuestionadas por Federico Arreola.
Vaya que los pejistas han estado acostumbrados a escuchar y ver actuar de una misma forma a su líder desde el desafuero, la campaña electoral, el plantón de Reforma, el gobierno legítimo y la conformación de MORENA. Pues les resulta a sus partidarios bastante agravante la excesiva estrategia por parte del mayor líder de la izquierda mexicana, por el simple hecho de haber actuado con aparente pragmatismo político, y no como el político romántico que ha sido, que por cierto, tal postura le ha generado una imagen autoritaria e impositiva ante los medios.
Para ser sinceros, me agradó y me congratuló ver al líder de Macuspana con ese estilo pragmático del que nunca se le ha visto, así como su demasía táctica preliminar al su encuentro cara a cara con su contrincante interno Marcelo Ebrard Causabon. Algo duro y fuertes golpeteos con guante blanco le estará preparando López Obrador a Ebrard para los dos próximos debates.
Obrador no ha cambiado en lo esencial, sólo que ha modificado en la apariencia su estrategia, y ha dejado entre ver a su contrincante, un principio del arte de la guerra –según Sun Tzu-; mostrarse ante el opositor con movimientos diferentes a los que espera recibir. Ya bien lo dicen dicho arte; la obsesión por la victoria es un estado del alma que favorece al oponente.
El Apunte
¿Y dónde ha quedado Encuentro AC como interlocutor entre los empresarios, académicos y la sociedad?. Al parecer todo ha sido sólo llamaradas de petate, desperdiciando la oportunidad de concretarse en una plataforma para el impulso de un proyecto alternativo de nación.
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