Hasta en las encuestas cuchareadas, como las de Gabinete de Comunicación Estratégica de Liébano Sáenz y Federico Berrueto, prueban que Andrés Manuel López Obrador supera a Marcelo Ebrard Casaubón.
En ese estudio, cuando se pregunta a los “cercanos” al PRD, López Obrador (62%) supera más de dos veces a uno a Ebrard (27%).
En cambio, y aquí está la trampa en la que AMLO se ha metido por su terquedad de pactar con alguien no confiable como Ebrard, al preguntar a la “población en general” (es decir, incluyendo a simpatizantes del PRI y del PAN), la escasamente confiable encuesta de Liébano-Berrueto por un pequeño margen da ganador a Marcelo (39%) sobre Andrés Manuel (32%).
Hay que destacar que Gabinete de Comunicación Estratégica es la encuestadora de Milenio, diario abiertamente en contra de López Obrador. Y no debe olvidarse que los directivos y propietarios de Gabinete, Federico Berrueto y Liébano Sáenz, no son científicos sociales, sino estrategas electorales del PRI que, asociados con Televisa (empresa de comunicación también interesada en que AMLO no llegue a ninguna parte), han apoyado campañas priistas en todo el país y que, ahora mismo, abiertamente trabajan para Enrique Peña Nieto.
Desde hace tiempo el problema principal entre AMLO y Ebrard sigue siendo el de qué compañía encuestadora realizará el estudio y, sobre todo, qué pregunta (solo entre perredistas o a “población abierta”) será la definitiva para saber cuál de ellos es el mejor posicionado.
Si la decisión es del PRD, que no controla López Obrador, sino sus enemigos de Nueva Izquierda (los chuchos tan entregados al gobierno panista), la casa encuestadora será cualquiera de las que se venden y, por lo tanto, se compran (y de estas empresas corruptas hay abundancia en México) y la pregunta clave será la que incluya no solo a ciudadanos izquierdistas, sino también a los que militan o simpatizan con el PRI y el PAN.
Ha sido tan complaciente Andrés Manuel López Obrador con Marcelo Ebrard (en esta ocasión aliado de los chuchos) que no tengo la menor idea cómo le va a hacer para salir de la trampa de las encuestas sin quedar como alguien que no cumple su palabra cuando exija que solo se tome en cuenta a los ciudadanos “cercanos”, como dicen Berrueto y Liébano, a la izquierda.
Cuando ese debate se dé, si se da (porque sigo viendo a AMLO sin ganas de enfrentarse a Ebrard), a Andrés Manuel lo destrozará la opinión pública manipulable y ya abiertamente manipulada por los grandes medios enemigos de Morena.
El caso es que AMLO, en algún momento, tendrá que pelear con Ebrard. Se arrepentirá, cuando tal cosa ocurra, de no haberlo hecho antes. Porque el mal paso, dice el refrán, se da con prisa, es decir, no se espera uno ilusionado con la inexistente posibilidad de que el perverso (Marcelo) milagrosamente actúe con decencia.
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