Esto es un triste día para las mujeres mexicanas, arrojándolas a los azares de la insalubridad de los abortos clandestinos, valorándolas menos que células en gestación, haciendo de ellas reproductoras obligadas, aun –como en Baja California– en caso de violación o con amenaza a la propia vida. Y esto en momentos de la mayor crisis económica, cuando las posibilidades para mucha gente de dar de comer a una boca más escasean con cada día. Sin duda la decisión del la Suprema Corte de Justicia de la Nación resultará en más muertes maternas y mayor criminalización de las mujeres.
Pero también es un día triste para México, para su historia y el carácter secular del Estado, porque los ministros de la SCJN parecen guiarse más por sus creencias religiosas que por la existente jurisprudencia nacional.
Elizabeth Maier
No hay comentarios:
Publicar un comentario