En resumidas cuentas, la mentada globalización nos es más que entrar con calzador en el zapato de otros.
En un seminario organizado por el Fondo Monetario Internacional, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, sostuvo que uno de los factores de la desigualdad, sin duda, lo constituye los tratados de libre comercio, como el que sostiene México con Estados Unidos y Canadá, porque aumentan la capacidad de negociación del capital sobre la mano de obra y la reducción de salarios.
Explicó muy claramente que si la desigualdad afecta el crecimiento, lo urgente es aplicar políticas sensibles al efecto que produce la desigualdad y no, como ocurre en México, crear desempleo para, supuestamente, bajar la inflación.
También señaló que los acuerdos comerciales han sido injustos y mal redactados. Citó por ejemplo los subsidios al algodón a los agricultores estadunidenses, que sacan del mercado a los productores africanos, quienes no pueden competir con un precio subsidiado.
No lo mencionó pero es lo mismo que ocurre entre México y Estados Unidos con los productores de maíz, que en el país vecino reciben subsidio por parte del estado y sacan del mercado a los agricultores mexicanos.
En el país del maíz compramos maíz importado a precio alto, porque unos señores se pusieron de acuerdo un día y decidieron jugar a las competencias en desigualdad de circunstancias.
Por supuesto que la participación de Joseph Stiglitz fue mucho más amplia y se refirió a otros temas. Lo que yo quiero resaltar, porque en estos momentos el desempleo está haciendo estragos en la mayoría de las familias mexicanas, es que el próximo programa de gobierno debe cambiar totalmente si queremos detener la terrible desigualdad, que es la madre de todos los males que padecemos.
Necesitamos que ya no estén al mando del poder los señores que deciden participar en competencias comerciales desiguales, y en su lugar elijamos a quienes antepongan el salario y el bienestar de los trabajadores a las negociaciones en las que llevamos de antemano todas las de perder.
"Sin maíz no hay país", dicen quienes protestan por los acuerdos comerciales que perjudican a nuestros campesinos.
Yo digo que con maíz caro y transgénico tampoco habrá país.
No es necedad, lo juro.
Vamos por el cambio verdadero con Andrés Manuel López Obrador en 2012, quien sin ser Premio Nobel de Economía ha explicado esto de muchas maneras y en TODAS las plazas públicas del país.
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