En política no hay amigos ni lealtades que soporten a la seductora señora llamada traición para escalar posiciones.
Un teórico político, Ernesto Tenembaum, muy directo afirma: “No traicionar es perecer: es desconocer el tiempo, los espasmos de la sociedad, las mutaciones de la historia. La traición, expresión superior del pragmatismo, se aloja en el centro mismo de nuestros modernos mecanismos republicanos... El déspota, hijo de la traición, aterrado por las conmociones de la vida, se apresura a proscribirla y, con ella, a todo el movimiento de la libertad.”
Antes de la foto de ayer en la Plaza Mariana que casi todos los medios han reproducido y reiterado en noticieros de radio y televisión, debemos apuntar una fecha clave: el 27 de enero de 2011, en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, a donde asistió Felipe Calderón Hinojosa. ¿Saben quiénes lo acompañaron? Exacto, Marcelo Ebrard y Ernesto Cordero Arroyo. ¿Y saben qué lectura hubo de este viaje? Re-exacto: que ante los más poderos países del mundo, Calderón presentaba a sus dos candidatos a sucederlo: por la derecha, Cordero, y por la izquierda, Marcelo.
Así las cosas, mientras Marcelo y Camacho hacían comparsa con Manlio Fabio Beltrones el pasado lunes 10 de octubre, promoviendo su desplegado pro “gobierno de coalición”, en el vuelo 044 de Avianca llegaba procedente de Bogotá, la principal aspirante del PRI al gobierno del DF, Beatriz Paredes Rangel, según fuentes confiables.
Malditas dudas, ¿ A qué viajó doña Paredes a Colombia? ¿Lo sabrá Marcelo Ebrard? ¿Le habrán informado sus ex compañeras sobrecargos a Alejandra Barrales?
Muy lamentable sería para Marcelo Ebrard estar desinformado si aspira a un cargo mayor. Pero todo indica que así será; a Marcelo le ganó el amor, y estar enamorado haciendo política y buscar la silla presidencial, es mal consejo.
Al respecto, hay que recordar otro episodio reciente En julio de 2009, Manuel Zelaya, entonces presidente “destituido” de Honduras, buscó refugiarse en México, teniendo apoyo de la embajada de nuestro país con el aval de Calderón, incluso para usar un avión oficial y llegar a donde estaba su amiga Rosalinda Bueso, lo cual fue impedido porque los “golpistas” hondureños le impidieron la salida.
Las vueltas que da la vida, Rosalinda Bueso era una operadora que servía de enlace entre Manuel Zelaya y Andrés Manuel y otros actores de la política mexicana, lo que disgustó a Calderón y ya no insistió más en traerlo de nuevo a México como refugiado. Ahora, Rosalinda se ha convertido en una importante operadora de Marcelo Ebrard, el candidato alterno de Calderón.
Los nuevos amigos de Ebrard (y de Camacho), por supuesto que están contentos que tome distancia de quien le tendió la mano cuando más ninguneados estaban. Y en la derecha, ríen de felicidad al ver que esta dupla estaría provocando el mismo efecto que en 1991: derrotar y dividir a la izquierda partidista.
Un poco de memoria
Cuando supe por primera vez de Marcelo Ebrard éste era secretario General de Gobierno del Departamento Distrito Federal y militante destacado del PRI, promotor y adherente de la llamada “política moderna” del entonces titular del ejecutivo federal, Carlos Salinas de Gortari.
Era (o es) un subalterno del poderoso ex regente Manuel Camacho Solís, y junto con Manuel Aguilera Gómez (el famoso “SENADOR NO”, porque fue quien impidió que el DDF tuviera un gobierno propio y las facultades de una entidad de la República), fueron fundamentales para que el PRD perdiera todo lo avanzado en 1988 en 1991. Aguilera y Ebrard desmantelaron las bases de apoyo de la llamada izquierda social y se cooptaron a muchos líderes sociales de entonces.
Dicen las lenguas viperinas que la triada Camacho, Aguilera y Ebrard fueron quienes crearon varios movimientos sociales para operar la desestabilización del SNTE (que le permitió a Elba Esther Gordillo llegar a la cima de este gremio), de los petroleros y otros más. Camacho operaba como un secretario de Gobernación alterno a Fernando Gutiérrez Barrios.
A raíz del berrinche de Camacho de diciembre de 1993, cuando pasaron a la cancillería donde Ebrard no brilló; luego en 1994, en la comisión de pacificación de Chiapas, junto con Alejandra Moreno Toscano, hicieron todo para mover las percepciones de que Camacho podría ser el relevo de Luis Donaldo Colosio en la candidatura presidencial del PRI.
Recuerdo a Ebrard en el Partido Centro Democrático, criticando a la izquierda radical y a la derecha recalcitrante. Luego como candidato a diputado federal por la franquicia del PVEM (que muchos atribuyen a Camacho su invención) y nuevamente candidato del ex centrista. Su declinación a favor de AMLO le permitió llegar a la Secretaría de Seguridad Pública del DF y luego como gato (que cae parado luego de los lamentables hechos de Tláhuac) como delfín en la Secretaría de Desarrollo Social capitalina.
Cuando llegó a la jefatura de Gobierno del DF fue el primero en desconocer a Calderón, en asumir una posición dura, de no tomarse la foto ni reconocerlo como presidente. Era el más lopezobradorista de los gobernantes emergidos del PRD y el más provocador para distanciarse de los priístas y los panistas. Pero la tentación del 2012 lo comenzó a vencer y irse alejando de su efímero paso como “izquierdista”.
En el 2011, debo reconocer que Prepa Sí es un excelente programa del GDF. Pero no creo que Mario Delgado llegue siquiera a provocar temblorina a doña Paredes.
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