martes, 29 de noviembre de 2011

¡Ahí viene Cascarrabias!

Quienes nacimos en los años 70-80 y pasamos nuestra infancia viendo caricaturas de esa época, recordamos (espero) la serie animada cuyo nombre titula este post. No recuerdo si la pasaban en Canal 5 o en la televisora del Estado (en aquel entonces Canal 13, posteriormente Imevisión y lo que hoy es TV Azteca), pero si recuerdo que trataba de dos niños que recorrían el mundo en una carcacha levantada por los aires por un globo aerostático, mientras Cascarrabias, viejito pelirrojo y enojón. los perseguía con el único objetivo de derribarlos.

Pero no es de la caricatura de lo que voy a hablar. Su título me sirve de pretexto para abordar el asunto de la denuncia recién presentada por el abogado Netzaí Sandoval (y respaldada por las firmas de 23,000 mexicanos) ante la Corte Penal Internacional de La Haya contra Felipe Calderón, Genaro García Luna, Joaquín "el Chapo" Guzmán y otros, por la presunta comisión de delitos de lesa humanidad en el marco de la guerra "contra el crimen organizado" que este régimen calderonista emprendió desde diciembre de 2006, y que ha costado ya la vida de más de 60,000 mexicanos.

Nadie, ni los más furibundos (y vaya que lo son) defensores de la estrategia oficial de dizque combate al crimen, puede negar que en su ejecución se han cometido trágicos errores, omisiones, equivocaciones, y por supuesto crímenes deliberados, a veces por parte de las fuerzas del orden que se supone están para protegernos. ¿Cuántas desapariciones forzadas se han denunciado ante organismos defensores de derechos humanos? ¿Cuántos casos de tortura e incluso asesinato policiaco o militar se conocen? ¿Cuántos "daños colaterales" son personas inocentes que fueron abatidas en algún retén, y criminalizadas a priori señalándolas de "narcos", como si eso validara su asesinato? El dizque combate al crimen ha probado ser el pretexto ideal para la implantación del miedo en la sociedad, para la militarización del país y para la "mano dura" que en los hechos vivimos. ¿Cómo no buscar defendernos de la atrocidad, si estamos hartos de vivirla día con día?

Por eso 23,000 mexicanos firmamos la denuncia, buscando que no sólo a Calderón sino al resto de los señalados se les juzgue por crímenes de lesa humanidad. Ante este señalamiento, duro pero que busca que se llegue a la verdad y sobre todo, detener esta carnicería, el "gobierno" de Felipe Calderón ha reaccionado amenazando con "acciones legales" contra los firmantes, como si ejercer nuestro derecho a defendernos del poder fuera un delito, y no lo fueran los secuestros, ejecuciones, torturas y violaciones a nuestros derechos constitucionales que padecemos todos los días. Calderón, irritado y fuera de sí, no tolera que se le señale como probable responsable (sería la CPI la que tendría que determinar si es efectivamente responsable de las imputaciones que se le hacen) de crímenes, y por eso quiere cometer el atropello de ¿denunciarnos? ¿Meternos al bote? ¿Multarnos y bajarnos una lana? Explíquenos, señor Calderón. ¿Qué parte de su muy dañado hígado le aconsejó tal pifia?

Casi puedo imaginar a Calderón Hinojosa recibiendo la noticia de la denuncia en La Haya: encolerizado, de mecha corta como es, jurando "vengarse" y ordenando a su equipo cercano, acostumbrado a los berrinches del "patrón", dar una respuesta "ejemplar" a quienes lo denunciaron. Hasta apostaría que exigió "meter a todos esos revoltosos a la cárcel", si no es que "darles una calentadita". Por supuesto, sus cercanos, que lo conocen, probablemente sólo se miraron entre sí, con expresión de: "déjenlo, ya se le pasará. Unos alcoholes y ya ni se acordará del tema", y le hayan dado el avión esperando que su encabronamiento se le olvidara o se le bajara.

¡Ahí viene Cascarrabias!

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