Lo tenían en la punta de la lengua, estaban tentados a decir su nombre, pero al final todo quedó en alusiones, en indirectas. Me refiero a la transmisión más reciente de Tercer Grado, donde entre otros temas se abordó la tan mencionada nueva actitud de Andrés Manuel López Obrador, AMLOVE, fundador wanna be de la República Amorosa o como quieran llamarle.
Ciro, Denisse, Joaquín, Adela, Carlos y el doctor estaban en ese ergonómico foro discrepando si el discurso pacifista del Peje era sólo una pantalla para ganar más seguidores o si en verdad al autollamado presidente legítimo se le ha metido un espíritu jipiteca y setentero. En eso estaban cuando Gómez Leyva no soportó más y dijo que incluso los más radicales seguidores de López Obrador se habían molestado por la tan vista y comentada entrevista de AMLOVE con López Dóriga. Carlos Marín continuó con las alusiones que evidentemente tenían como destinatario al señor Federico Arreola, quien por varios años fue jefe de ambos en Milenio.
Insistían en el asunto y a su manera le tiraban la piedra al tuitero de don Fede, pero nunca lo mencionaron por su nombre.
No voy a ponerme de lado de ninguno de estos personajes, a quienes he leído y escuchado por muchos años. ¿Quién habría de ser yo para criticarlos? Caray, hace no mucho eran bien brothers, incluso Ciro llegó a decir en su programa de radio que Federico Arreola era el mejor periodista de México y que lo demás era la polilla del oficio. Pero ya llovió desde entonces y ahora los intereses o las convicciones (vaya usted a saber qué) separaron a estos personajes.
Lamenté mucho que los foristas de Tercer Grado no hubieran sido directos. ¿Qué les costaba decir, así, sin tapujos, que Federico Arreola se había molestado con López Obrador por su acercamiento con Televisa? Canal extraño el de las Estrellas, donde una peruana llama tan campante “putita” a una mujer en horario familiar, pero donde los analistas políticos no se atreven a ir más allá de las indirectas.
Yo digo que ya basta de simulaciones: suplico a los productores de Tercer Grado tengan por bien invitar a Don Federico Arreola a un miércoles de debate. A lo mejor la cosa empieza candente, tal vez los argumentos suban de tono, pero igual se van acordando de los viejos tiempos y terminan haciendo las paces. Acuérdense cómo Saúl Hernández mandó golpear a su antes amigo Alejandro Markovich en un Vive Latino para muchos años después reconciliarse y hasta hacer una gira caifanesca.
En la República Amorosa debe haber cabida para la reconciliación. Está bien calentarse un rato, pero a final de cuentas podríamos celebrar el eventual triunfo pejiano con un video navideño y pre-apocalíptico en el que se abracen don Fede y Ciro, Joserra y Emilio, Hugo y Lavolpe, Ninel y las neuronas, la señorita Laura y la putita.
Háganle caso a Benetton
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