viernes, 25 de noviembre de 2011

República Amorosa y Respetuosa-- POLIMNIA ROMANA

A los que se preguntan ¿qué es eso de la República Amorosa que propone Andrés Manuel López Obrador?, los invito a leer el Proyecto Alternativo de Nación con el que se puede transformar la vida pública del país.

Amar es ante todo respetar. Sí, respetar al prójimo, a la familia en la que crecemos, al suelo en el que se vive y sobre todo respetar los acuerdos que como sociedad hemos tomado para vivir en armonía y paz, que están plasmados en la Constitución.

No se trata de repartir besos y abrazos, sino de actuar con civilidad y sin menospreciar lo que la vida nos ha dado: padres, hermanos, amigos, tierra, agua, imaginación, creatividad, inteligencia…Amar es también cuidar lo que se ama.

No es posible que quienes están, y han estado, al frente de las instituciones ignoren la Constitución y entreguen al mejor postor los recursos naturales que pertenecen a todos los mexicanos y a los que vienen detrás.

Además de un abuso es una tontería. Ya lo he escrito en otras ocasiones pero hoy lo repito porque las “autoridades” nuevamente pretenden violar la constitución para abrir nuestra industria petrolera a la iniciativa privada extranjera.

El segundo párrafo del Capítulo 8 del Proyecto Alternativo de Nación dice claramente que la aseveración oficial y perversa de que PEMEX “no tiene capacidad técnica para mantenerse eficientemente”, se desmiente con la experiencia de más de 70 años de producción exitosa, y que si hoy la paraestatal tiene problemas operativos, financieros y de eficiencia, se debe a una política deliberada de desmantelamiento y descapitalización, que lleva al menos dos décadas.

Pensar que el sector energético puede convertirse en palanca de desarrollo no es una locura ni atenta contra nadie, al contrario, ese planteamiento, hecho por Andrés Manuel López Obrador, es la solución más justa y humana a los graves problemas económicos que enfrentamos por descuidar lo que la vida le regaló a México: el petróleo.

Aún así, PEMEX, o más bien quienes deciden por ella, seleccionarán 22 campos maduros para la segunda ronda de licitaciones de contratos de exploración y producción de crudo con firmas privadas, que planean adjudicar en mayo del año próximo.

Esos 22 campos, agrupados en seis áreas en el norte del país, producen actualmente 12 mil barriles por día (bpd), y se espera que su rendimiento se eleve a 70 mil bpd una vez que se pongan en marcha los llamados contratos integrales o "incentivados" en el área. Esto quiere decir que la iniciativa privada podrá sobreexplotar nuestro petróleo, algo que no debemos hacer porque lo que México requiere, según lo explica el Proyecto Alternativo de Nación, es restituir gradual y consistentemente el cien por ciento de las reservas de petróleo y gas que se extraigan cada año, y para lograrlo debemos reforzar la exploración encontrando nuevas reservas de hidrocarburos e invirtiendo donde se tengan evidencias científicas de que existen probabilidades de éxito. Pero no mediante contratistas externos sino con el mismo personal calificado con el que cuenta PEMEX y que estos bárbaros gobiernos se han dedicado a liquidar.

Qué bueno que Enrique Peña Nieto ya ofreció que de llegar a la Presidencia propiciará la apertura de PEMEX a la iniciativa privada. Es bueno saberlo para elegir otra opción, que existe afortunadamente.

Lo que México necesita es invertir en ciencia y tecnología para preservar sus reservas energéticas y no entregarlas, violando la Constitución, a los que “saben” como devastarlas, pero sobre todo a los que saben cómo quedarse con las ganancias del petróleo.

La República Amorosa que propone Andrés Manuel López Obrador es justo lo contrario que han hecho los gobiernos neoliberales: descuidar lo valioso de México y su pueblo.

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