jueves, 24 de noviembre de 2011

AMLO y Javier Sicilia confluyen en la misma República amorosa-- ADRIÁN GÓMEZ BLANCO

El diario El Universal —que bajo la dirección de Ealy Ortiz Júnior, se ha convertido en punta de lanza derechista, con todo y falsa encuesta por delante— publica cual “nota destacada” que el escritor Javier Sicilia contradice a Andrés Manuel López Obrador en cuanto a que no puede existir una “República amorosa” pues —cita textualmente el diario palabras de Sicilia— “el amor no tiene que ver con el orden del poder”.

Cualquiera que haya escuchado en vivo alguna vez a Javier Sicilia, sabe que su modo de expresarse está salpicado por doquier de dichas reflexiones acerca de los valores morales, los conceptos trascendentales y su relación con la vida secular, con el Civismo u orden de la ciudad (fundamento político), etcétera.

Sin embargo, El Universal destaca esa matización retórica como una gran contradicción que opone el escritor al líder político, que no lo es si lo vemos de cerca: para empezar Javier Sicilia coincide plenamente con AMLO en la necesidad de una restauración fundamentalmente ética de la vida pública del país.

—Su exhorto al restablecimiento de la Paz, con Justicia y Dignidad, lo dice todo

Esta es una corriente del pensamiento político, ya que fue Montesquieu quien en su obra clásica del siglo XVIII “El espíritu de las leyes”, destaca que la Monarquía como forma de gobierno tiene por su mecanismo rector el “valor” del Honor —es decir la lealtad de carácter personal—, mientras que la República tiene en su dinámica a la fraternidad —la amistosa solidaridad—cual engranaje fundamental que impulsa el patriotismo: no pueden funcionar respectivamente, ni la Monarquía ni la República como formas de gobierno, sin dichos correspondientes valores.

Lo recalcó López Obrador en su entrevista con Joaquín López Dóriga la otra vez que si incomoda el término República amorosa, podemos referirnos análogamente al concepto de lo fraterno.

Por lo que, salvo que nos refiramos al Amor como una de las 3 virtudes teologales —fé, esperanza y caridad, esta última del griego “amor”— o sea cualidades del Espíritu divino en la persona humana, conforme a la doctrina religiosa cristiana, el amor puramente considerado es sinónimo de fraternidad, pues sólo un actuar amoroso puede ser solidario, lo que explica el sentido completo del pensamiento lópezobradorista: que la restauración de nuestra forma de gobierno, la República, hoy en día usada de manera egoísta por una oligarquía, pasa necesariamente por el análisis de la realidad social de Montesquieu y las virtudes públicas.

¡Nada más congruente con la realidad política, el concepto “República amorosa” que AMLO presentó en público por primera vez en su discurso del 25 de julio del año pasado!

—De lo cual los medios masivos, por el cerco mediático impuesto contra él hasta ese entonces, jamás reportaron nada, y ahora vienen a hacerse “los sorprendidos” de este discurso que no es nuevo, menos aún improvisado por conveniencias pasajeras, como muchos han insinuado

Lo que sí sería una contradicción insoluble, es hablar de “República amorosa”, de un gobierno razonado según criterios solidarios, al tiempo en que se esgrimiera una plataforma político-electoral basada en el Neoliberalismo (como las del PRI y el PAN y satélites), cuyo único funcionamiento se basa en el “dogma anti-Estado”, es decir, que es posible reducir al Estado aún mucho más allá de lo propuesto por el respetado economista Keynes, con su máxima “tanto Estado como sea necesario” para equilibrar y dirigir al libre mercado económico o actividad comercial espontánea según el propio interés.

¿Qué es el Tratado de Libre Comercio (TLC), insignia del Salinato, sino un esquema de transferencia de decisiones comerciales fundamentales para el país, hacia el “sano juicio” de las corporaciones del extranjero que dominan —frecuentemente a través del Monopolio, como caso emblemático de Microsoft— la economía de una forma inequitativa, ventajosa y hegemónica?

En México la política del Salinato desterró a Montesquieu, extraditó a Keynes y expulsó a Juárez, a Madero, a Cárdenas, y hasta al mismísimo fundador del PRI —entonces PNR— mediante su forma desequilibrada y extranjerizada de gobernar; degradación de nuestra Vida pública nacional.

Montesquieu con su genial análisis sobre la historia política de los Pueblos, supo poner a la moral al centro de toda forma de gobierno, porque es ésta la que constituye el carácter y la personalidad de cualquier Nación: ¿por qué el escándalo, respecto al discurso moral de López Obrador, que no es “nuevo” ni menos aún producto instantáneo de un “doble discurso” como falsamente acusan ahora los medios alineados, cercanos al Régimen?

Si hay alguien que ha resaltado el valor de la esperanza, de la paz, de la fraternidad, la tolerancia y el amor ha sido López Obrador en el entramado de sus discursos desde hace mucho tiempo atrás, todo lo cual POR SUPUESTO JAMÁS FIGURÓ EN LA “GUERRA SUCIA” que emprendió el Régimen desde 2005-2006 para destruirlo políticamente, ni menos aún fue reportado durante EL VETO DE CENSURA que se impuso a AMLO por la gran mayoría de medios y “comunicadores” durante este sexenio —casi todos signatarios del “pacto por la censura” firmado en Antropología— lo que llamamos el “cerco mediático” informativo (sic) que ahora parece comenzar a ceder levemente.

Es el Régimen, y no el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), quien ha comenzado a moderar su discurso, al suprimir la palabra “guerra” de su mensaje oficial, al defender con un poco menos de ferocidad los Monopolios e intereses fácticos (se promete tal vez la apertura de una 3ª cadena de televisión abierta para mejorar situación de la muy precaria libertad de expresión en México. . .).

Enhorabuena al Régimen neoliberal que comienza a cambiar discurso —tras de un largo periodo de obstinación— porque ya no están acusando como antes a los defensores de Derechos Humanos de trabajar para “el crimen”, porque establece reconocimiento a todas las víctimas de la violencia, que jamás debió haber ocurrido en un Estado de derecho y responsabilidades públicas para empezar, y que debe tener por su prioridad intrínseca la seguridad ciudadana:

¡Ojalá que continúe aprendiendo este ofuscado Régimen de voces como Javier Sicilia, AMLO, Fray Miguel Concha y tantos otros defensores de los derechos humanos en México, muchas veces anónimos!

Ojalá que podamos pronto confluir todos a la nueva realidad, de una República amorosa

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