La censura de las buenas nuevas
La censura que nadie ve (o parece ver)
Hay un tipo de censura que tiene que ver con los actuales convenios de trabajo que realizan periodistas y medios de comunicación, con grandes empresas, ONG´s poderosas y gobiernos de turno.
¿Por qué en México es tan poco frecuente encontrar reportajes que den cuenta de los fraudes que realizan las grandes compañías al consumidor, en aras del lucro desmedido ante la mirada complaciente de la autoridad?
¿Por qué en las regiones más apartadas de nuestro país, existen textoservidores que trabajan “por convenio” con las autoridades (y empresarios) locales y estatales y cobran en la nómina grandes salarios destinados a “publicidad”, mientras el ciudadano lee de buena fe “reportes” que considera imparciales y objetivos, al grado de creer pie juntillas lo que dicen estos pseudoperiodistas y medios ad hoc?
¿Por qué en algunos Estados de la República Mexicana, si usted denuncia a un “periodista” que trabaja por convenio y que además acostumbra obtener “para sus chicles” acosando y extorsionando a los ciudadanos que se atreven a denunciar la corrupción, ningún medio estatal reproduce su denuncia?
En sentido estricto, trabajar bajo convenio de trabajo con cualquier autoridad o empresa, por mencionar algunos, es una forma de censura, un modo de corrupción, amén del modus vivendi de los textoservidores convertidos en “periodistas” que venden cara su “objetividad” y “buen juicio”.
El mismo presidente de México, Enrique Peña Nieto, al iniciar su mandato, parece ofrecer la respuesta, al pedir a los medios “equilibrio entre las buenas y malas noticias” (¿?)[i]
¿Eso que pide el presidente es “la línea” que el Gobierno establece al inicio de cada administración? Parece que sí
La pregunta necesaria es ¿cuánto dinero del erario público, destina el señor presidente Enrique Peña Nieto (y virreyes de los Estados) para asegurarse de que este “equilibrio” permee y determine a la opinión pública?
Para muestra, varios botones, estimado lector
Censura desde el poder, el dinero y la fe
Sigue en el aire la pregunta ¿Es correcto que un medio de comunicación ofrezca publicidad a las empresas? El necesario abogado del Diablo, diría “Por supuesto que sí”, además de lícito es necesario, porque muchas familias dependen del salario que les provee ese periódico, programa de radio o sitio de internet.
El punto no es ese, sino la evidente “línea” y sumisión de contenidos, artículos y columnas periodísticas basadas en esta “subvención del Estado” convertida en convenios de trabajo con la Federación, los Estados y los Municipios.
Por otro lado, la historia nos demuestra que la relación entre anunciante y medio de comunicación es tan frágil que es necesario recordar casos considerados emblemáticos por el abuso de poder que subyace en todos ellos, desde el gobierno, la iniciativa privada y el clero en aras de censurar aquello que consideran que atenta contra aquello que ellos consideran importante: el poder, el dinero y la fe.
La censura desde el poder
En México, la memoria es corta y la lengua muy larga cuando de gritar “censura” se trata. Hoy en día, los políticos tienen especial cuidado en asuntos que se refieren a periodistas y los mass media, sin embargo, dos casos emblemáticos de la censura desde el gobierno, son
1.- El que sufrió el periodista Julio Scherer García cuando fue director del periódico Excélsior y el presidente Echeverría, molesto por las críticas recibidas a su gobierno, propició lo que hoy se conoce como “golpe a Excélsior” que comenzó con un retiro masivo de los anunciantes del periódico.
2.- Otro caso emblemático es el de la periodista Carmen Aristegui, ampliamente documentado acerca de su despido de MVS noticias como consecuencia de comentarios en los que se hace alusión al Lic. Felipe Calderón Hinojosa.
La censura desde el clero
En 1997, el periodista Ciro Gómez Leyva, preparaba un programa que incluía cuatro testimonios de personas que dijeron haber sido abusados sexualmente por el padre Macial Maciel y que estaban dispuestos a contar al mundo la historia de horror que vivieron en manos de este sacerdote fundador de Los Legionarios de Cristo.
En aras de obtener la otra versión de la historia, antes de que el programa saliera al aire, Gómez Leyva enteró al clero del programa que se estaba cocinando. La reacción no se hizo esperar:
“No tardaron en visitarnos. Nunca quisieron dialogar. Iban a someternos. Prepotentes, groseros, jamás les escuché una palabra de duda o misericordia. Venían a conquistarnos, aplastarnos si no les quedaba más; legionarios al fin. Aseguraban que se trataba de una conspiración en contra del Vaticano y que esas cuatro voces habían sido corrompidas para dañar al padre Maciel. A los chantajes y advertencias siguieron las amenazas espirituales, comerciales y físicas: el programa no debería salir al aire. Amenazas del padre Gregorio, rector de la Universidad Anáhuac: ayuno, rústico, incapaz de superar el lugar común de los 20 siglos de ataques contra la Santa Iglesia. De Luis Garza Medina, alto jerarca de la Legión; de ex legionarios, amigos del Regnum Christi, familiares, anunciantes, funcionarios del gobierno federal”[ii]
El programa y el canal de televisión que se atrevió a transmitir el programa, estuvieron en serios apuros financieros que finalmente lo hicieron quebrar. Es importante que el público conozca a los empresarios detrás del boicot financiero:
- El señor Lorenzo Servitje, propietario de Bimbo, militante del Partido Acción Nacional
- El señor Alfonso Romo, quien en ese entonces era dueño de Seguros América y de una importante tabacalera y actualmente es miembro destacado de MoReNa, el movimiento que encabeza el señor Andrés Manuel López Obrador
- El señor Carlos Slim, militante activo de sus propios intereses
Censura Televisa
Para nadie es un secreto que en Televisa existe el denominado “veto” que no le permite al trabajador (artista, periodista o productor) desempeñarse como tal dentro de la empresa, que por su condición preponderante al formar parte del duo-polio televisivo al amparo del poder, ejerce este abuso en aras de mantener un férreo control en el medio televisivo nacional.
No se puede soslayar la influencia de este medio de comunicación en la creación de eso que llaman “opinión pública” y que para pensadores como José Luis Sampedro, es “opinión mediática”, porque hay poco análisis, escasa crítica, nulo criterio y demasiada credibilidad de la gente.
Grosso modo, estos son algunos de los casos más indignantes acerca del ejercicio de la censura en México. Sin embargo, a través de las redes sociales, que antes no existían, ahora se puede dar mayor difusión a los rampantes abusos de parte de aquellos que representan el poder desde el gobierno, la iniciativa privada y la fe.
Usted, seguramente recuerda muchos más casos de censura o de las nuevas formas en las que ésta se presenta
¿Usted qué opina, amable lector?
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