No te preocupes, Enrique
¿Y los otros?
Carlos, Ernesto, Vicente y Felipe, tampoco se preocuparon cuando ocuparon la silla presidencial.
Los problemas vienen después, cuando el poder emanado del puesto se diluye igual que la lealtad, la amistad y la simpatía de las rémoras del poder.
En la macabra soledad post sexenal, el análisis de conciencia bien podría derivar en una crisis existencial de a libra, donde la congruencia juegue un papel importante ¿Habrá quien le diga al señor presidente “No te preocupes, Enrique”?
En México, la titular de la SEDESOL, Rosario Robles Berlanga, utiliza la cruzada contra el hambre para promover los desperdicios nutricionales de grandes trasnacionales y, según demuestran los vídeos grabados en Veracruz, comprar votos de los mexicanos más vulnerables y en ese contexto, la frase“No te preocupes, Rosario”, es imposible de entender en su justa proporción, sin el posfacio que la acompaña: “…hay que aguantar, porque han empezado las críticas” En consonancia con los mejores años de la Presidencia Imperial, el Lic. Enrique Peña Nieto asume que las denuncias formales son meros señalamientos de índole personal.
¿Quién (o quiénes) se deben preocupar en México? ¿Humberto Moreira? ¿Arturo Montiel? ¿Andrés Granier? ¿Javier Duarte? ¿Carlos Romero Deschamps? ¿Fidel Herrera? Entre otros…
La respuesta, estimado lector, depende del peso político propio del personaje en cuestión ¿cómo entender la remoción de Humberto Benítez Treviño, titular de la PROFECO debido al escándalo #ladyProfeco? ¿Justicia, estrategia política o ninguna de las anteriores?
Y es que al despedir a Benítez Treviño, el presidente abre un espectro de posibilidades que radican todas en un tipo de presidencialismo que se creía superado: el dedo divino que hace justicia (y remueve funcionarios) sin mayor argumento que el daño a la imagen de la presente administración.
El mensaje es evidente.
Mientras la opinión pública pide justicia en casos de corrupción más que obvios, encarnados en Carlos Romero Deschamps o Andrés Granier, surgen otros escándalos relacionados con César Nava a propósito de “el daño patrimonial realizado a PEMEX” y un silencio sepulcral (caso cerrado) del Veracruz Gate que involucra a Robles, Duarte y el propio presidente de México.
Ayer, Carlos Loret de Mola afirmó: “Nava apoyó a Madero para llegar a la dirigencia nacional del PAN. Ayer Madero defendió a Nava ¿Lo defenderá al grado de levantarse de la mesa del Pacto por México? ¿O Navalú por Javidú?”[1]
En todo caso, es evidente que la justicia está supeditada a la negociación entre partidos políticos, que usufructúan la partidocracia en México. Así las cosas.
¿Y los otros?
Hoy, Granier se lava las manos diciendo que la responsabilidad de las cuentas recae directamente sobre el Secretario de Finanzas, mientras los cuatro funcionarios de PROFECO fueron removidos del cargo por Benítez Treviño, al haber acatado las órdenes de su hija.
En cualquier caso, la espada de Damocles estaba sobre ellos, porque el desenlace era su remoción o despido en aras de hacer lo correcto. Y luego se preguntan por qué la mayoría de los ciudadanos no quiere participar en el servicio público. Este es un buen botón de muestra.
¿Usted qué opina, estimado lector?
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