La guerra negra del #PRI contra #Morena y su líder será implacable
Curioso resulta que los que antes fueron cercanos y hasta “amigos” de Andrés Manuel López Obrador, ahora sean sus críticos más apasionados.
Asamblea nacional de Morena en el Zócalo capitalino. Foto tomada del diario La Jornada dom, 26 oct 2014
En el 2004 salió a la luz el primer golpe mediático y el inicio de una campaña de guerra sucia sistemática, que hasta la fecha, se le aplica en contra del que fuera regente capitalino Andrés Manuel López Obrador, para incriminarlo en actos de corrupción, buscando como máximo objetivo anular su postulación como candidato oficial para contender la candidatura para la presidencia de la República, y con ello cerrar toda posibilidad de que ganara las elecciones presidenciales del 2006. El desenlace de la historia todos la conocemos, hubo un fraude electoral para impedir su triunfo anticipado.
Ahora todo apunta que el siniestro autor intelectual de los video escándalos, pretende a toda costa, como sucediera hace 10 años, replicar la misma guerra sucia no solo en contra de López Obrador, sino también ensuciar en lo más que se pueda al nuevo partido de izquierda, Morena.
No es de extrañar que salgan los voceros del hombre más siniestro en la vida contemporánea de México, acusando y solicitando se aclare los nexos del líder fundador de Morena, al declarar el presidente nacional del PRI César Camacho Quiroz lo siguiente:
“Sería conveniente que la investigación se extendiera hasta Andrés Manuel y los hechos ocurridos antes y durante la gestión de José Luis Abarca, porque aún antes de ser candidato era evidente que estaba vinculado con ese grupo político y con la delincuencia”.
Y va más allá, al decir:
“Quizá Andrés Manuel pueda revelar muchos más datos sobre la persona, su conducta, sus vínculos, toda vez que le dio su apoyo, al ser omiso ante una franca denuncia sobre vínculos con el crimen organizado".
Lo anterior no podía quedar sin que se busque provocar mayor resonancia en la opinión pública, pues ahora fue el turno de un hombre al que su imagen está más desgastada sin que exista una campaña sistemática de guerra sucia en su contra, y ese es Manlio Fabio Beltrones, un personaje con características siniestras que las del personaje que vivió en Los Pinos durante 1988 a 1994. Beltrones sale como un bravucón al acusar de “tapadera y cómplice” en una clara acusación a López Obrador por la nota publicada del diario Reforma.
Todo indica que la estrategia del fundador y líder de Morena, de recorrer todo el país, y de organizar pueblo por pueblo para generar conciencia de los cambios necesarios que requiere este país, han resultado en un posible éxito, pues no es de extrañar que se esté orquestando una campaña “negra” contra Obrador y su movimiento social convertido en un instrumento institucional y democrático como Morena.
Y mientras el régimen putrefacto y su mafia orquestan una campaña de desprestigio, medios y periodistas “independientes” critican y cuestionan la endeble respuesta de López Obrador ante los hechos de genocidio de Estado en contra de los normalistas de Ayotzinapa. Todos estos “críticos” imparciales solo le juegan al tío lolo, pues bien saben ellos, que el Estado tiene un instrumento de espionaje conocido como el CISEN, y en el que en su página oficial se publica lo siguiente:
“Órgano de inteligencia civil, cuyo propósito es generar inteligencia estratégica, táctica y operativa, que permita preservar la integridad estabilidad y permanencia del Estado mexicano así como dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al Estado de Derecho”.
Así como en los video escándalos, ahora con los supuestos nexos de complicidad entre el prófugo Abarca y el genocidio de Estado en contra de los normalistas de Ayotzinapa, todo esto parece un plan sumamente siniestro del mismo autor intelectual que desde 1988 ha instaurado una embestida de persecución y terror en contra de todo lo que vaya en contra de su plan de “modernidad y desarrollo” de este país.
El Apunte
Curioso resulta que los que antes fueron cercanos y hasta “amigos” de Andrés Manuel López Obrador, ahora sean sus críticos más apasionados.
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