viernes, 31 de octubre de 2014

Los giros de la vida: otra vez @lopezobrador_ entrevistado por @CiroGomezL

@FedericoArreolavie 31 oct 2014 09:05
  
 
Ciro Gómez Leyva, en 1997 o 1998 –es decir, ¡hace 16 años–, en la redacción de la revista Milenio me habló con un enorme entusiasmo de Andrés Manuel López Obrador. Me dijo que Andrés Manuel era “el hombre que sacó a la izquierda del marasmo”. Fue la frase para una portada de aquel semanario hoy desaparecido o en ruinas. Por el tono en que lo expresó, estaba claro que para Ciro no había ningún político mexicano tan destacado como el tabasqueño.
Desde luego, no le creí a Ciro. Siempre he sido de derecha y veía a López Obrador como un izquierdista con muy malas ideas sobre la política económica.
Conocí a López Obrador al finalizar el año 2000, un día antes de la Navidad. Cenamos en la casa de Raymundo Riva Palacio. Después de un par de horas de charla, reafirmé lo que pensaba: que AMLO era un izquierdista con malas ideas económicas.
Durante todos esos años Ciro y Andrés Manuel se siguieron viendo. No sé si fueron amigos, pero les gustaba juntarse. Ciro, como conductor del noticiero principal del Canal 40 –el viejo Canal 40, el que valía la pena, el de Javier Moreno Valle– entrevistaba con cierta frecuencia al entonces jefe de gobierno del Distrito Federal.
Si en aquellos años hablaba con Ciro y en la plática surgía el nombre del gobernante capitalino, Ciro me decía lo mismo: es un gran personaje.
En 2003, Carlos Marín me dijo que iba a desayunar con López Obrador. Le pedí al entonces director editorial de Milenio que nos invitara a esa reunión a mí, que era su jefe, y al dueño del diario, Francisco González, ya que teníamos interés en conversar con el jefe de gobierno. Marín me dijo que a mí sí me invitaba, pero al señor González no: “Pancho es muy burdo, solo le interesa lo comercial, va a echar a perder el encuentro con López Obrador”.
Me molestó el comentario de Marín. Se lo hice saber a Javier Moreno Valle con el que me junté por otro asunto. Javier me dijo: “Yo lo arreglo”. Enseguida habló con López Obrador y le dijo al jefe de gobierno que Pancho González y yo queríamos verlo, pero que no nos interesaba que Carlos Marín estuviera presente.
Desayunamos Pancho, Javier y yo con Andrés Manuel, que si no recuerdo mal canceló su cita con Marín.
López Obrador y Pancho se cayeron muy bien. No se tocaron temas comerciales. A mí Andrés Manuel me siguió pareciendo un izquierdista con malas ideas económicas.
Después, cuando aparecieron los videoescándalos de Ahumada y Bejarano y, sobre todo, cuando a Vicente Fox le dio por descalificar a López Obrador con el tema del desafuero, empecé a simpatizar con el político acosado. Se cumplían diez años del asesinato de Colosio, y pensé que existía el riesgo de que a López Obrador le pasara lo mismo.
Como columnista de Milenio, publiqué muchos escritos defendiendo a Andrés Manuel. Y, como director del periódico, me las arreglé para que los mejores periodistas de la empresa buscaran información sobre la arbitrariedad de Fox contra AMLO. Carlos Marín hizo un gran trabajo, es la verdad. Se vio como lo que era entonces, un reportero excepcionalmente dotado.
No todos en Milenio consideraban que el desafuero era injusto. Otro muy buen amigo, el gran columnista Jorge Fernández Menéndez, detestaba a AMLO. Y un periodista menor, Daniel Moreno, entonces subdirector del diario, parecía odiar a López Obrador.
El caso es que un día me fui de Milenio y López Obrador me invitó a su campaña de 2006. Acepté colaborar con AMLO no por sus ideas económicas, que siempre me han parecido malas, sino porque lo consideraba, y lo sigo considerando, un hombre honesto, sencillo, inteligente y con el liderazgo que se necesita para sacar adelante a un país como México. Durante 2004 y 2005 AMLO y yo nos habíamos acercado bastante, sobre todo en reuniones con Javier Moreno Valle y el abogado Javier Quijano.
El caso es que, durante la campaña de 2006, Ciro Gómez Leyva decidió ser muy crítico de Andrés Manuel. Si a mí no me gustaban los comentario de Ciro, sobre todo los que hacía en Radio Fórmula, a Andrés Manuel menos.
Después del fraude de 2006, me echaron de Milenio…, y en los mítines del añorado plantón del Zócalo y Paseo de la Reforma, ya incluía Andrés Manuel a Ciro entre los integrantes de la mafia mediática. Andrés fue muy duro con Ciro. Yo también lo fui. Esa situación duró muchos años.
Esta semana, critiqué a López Obrador por no decir toda la verdad acerca de su papel en la crisis de Guerrero, que tanto ha afectado a la izquierda mexicana. Ciro defendió, en Milenio, a López Obrador de los ataques “injustos” que estaba recibiendo por el asunto de Guerrero.
Comenté lo que Ciro decía y este me llamó para entrevistarme en Radio Fórmula. Más que una entrevista, parecía un debate: yo contra Andrés Manuel y Ciro apoyándolo. Le dije a Ciro lo que adivinaba que Andrés Manuel había pensado de su artículo: que a él, a Ciro, lo había iluminado el espíritu santo antes de escribirlo. Una persona cercanísima a López Obrador me había dicho: “Es increíble que ahora el único sensato sea Ciro”.
Pues bien, hoy Ciro entrevistará a AMLO. Lo de menos, para mí, es lo que Andrés Manuel diga. Lo importante, me parece, está en recordar que la pinche vida da tantas vueltas. “La política hace extraños compañeros de cama”, dicen los gringos. El periodismo, también

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