COLUMNAS
La inflación a través de la tasa de un taco
No habrá ausencia de quien diga que quien en México puede pagar 2-3 tacos y un refresco, es adinerado, rico. Y tal vez tenga razón.
Por supuesto que no sorprende que tanto Agustín Carstens como Luis Videgaray tengan entusiastas defensores en relación a la maltrecha economía en México. Tanto así, que al primero le otorgan niveles de genio e ingenio. De superdotado intelectual con altísimo IQ en extremo gracioso, que roza lo poético. Sobre el segundo no faltan elogios y desmayos que lo proponen como el candidato presidencial del PRI hacia 2018 (tan débil, tan cansado está su jefe que ya desde antes de la mitad del sexenio le buscan sucesor). Con la economía bajo su égida, la patria está salva. Como quiera que sea, el onanismo oficialista no quita que la realidad dicte su verdad.
Y sin embargo, a pesar de la interminable cadena de ineficiencias y mezquindades priañistas, ¿cómo explicar el “extraño” comportamiento de la inflación que conquista un aparente nuevo mínimo histórico? Enrique Galván Ochoa, de La Jornada, ofrece una explicación plausible: “Hambre mata inflación”: ¿Y cómo han conseguido los priañistas esa hazaña pesar de la devaluación?: “El método es sencillo pero cruel: atando los ingresos de las familias. Y haciendo que los negocios sacrifiquen utilidades. Una aportación de los economistas del gobierno mexicano a la ciencia económica”.
El periodista colaborador del cancelado programa de Carmen Aristegui, considera que Peña Nieto buscará aplausos (y los obtendrá de los obsequiosos) a partir de uno de los “magros logros de su administración”. Consideremos su explicación teórico-técnica del lunes 31 de agosto de 2015:
“… la inflación alcanzó –según el Inegi– un nuevo mínimo histórico en la primera quincena de agosto, al ubicarse en 2.64 por ciento, aun cuando el peso ha sido impactado por una devaluación espectacular de 36 por ciento y se ubica en 17.60 por dólar… el fenómeno tiene perplejos a algunos economistas nacionales e internacionales porque la teoría dice que cuando una moneda se deprecia sube el precio de todo, más aún en países como el nuestro, que importa desde alimentos hasta secadoras de pelo. A ver: el Banco de México tiene la responsabilidad de mantener una inflación baja. Hasta fecha relativamente reciente, el mismo banco medía sus resultados. ¡Siempre se autoasignaba un 10, aunque los precios se fueran para arriba! Esta sección estuvo duro y dale por años insistiendo en quitarle esa facultad. Finalmente, el Congreso se la otorgó al Inegi. ¿Esta cumpliendo Eduardo Sojo, presidente del instituto, a cabalidad su función? ¿O está manipulando las cifras? Por lo pronto, le ha dado una ayuda enorme a Peña Nieto cuando dice que la inflación bajó a niveles históricos. Es un mensaje a los inversionistas, en el sentido de que la tasa de interés les está pagando más.”.
Todo acaba por reducirse a la aportación hecha, de nuevo Galván, por “los economistas del gobierno mexicano a la ciencia económica: hambre mata inflación”.
No obstante, tengo mi propia especulación a nivel de calle; popular. La certeza que se adquiere al caminar y discurrir en mercados, tianguis, calzadas, áreas populosas, etcétera. Desde hace algunos años, pareciera que ese producto de alto consumo conocido genéricamente como garnacha se ha tasado en México de acuerdo al valor del dólar. Así, el precio del taco ha ido desde los 10 a los 15 pesos. En ese rango de 5 dígitos extremos, los vendedores han sopesado las condiciones y posibilidades socioeconómicas de sus clientes. Cuando lo hacen mal, pierden. Conviene, pues, encontrar el balance de la asequibilidad y actúan en consecuencia. Hoy día, contraviniendo a Carstens y Videgaray sostienen el límite de sus precios en la raya de los 15 pesos, mientras que los prieñistas inyectan reservas para continuar enriqueciendo a los especuladores.
Véase las unidades de garnacha que no pasan de los 15 pesos porque los expendedores no creen que el dólar deba costar 18 y mucho menos un taco:
La ecuación se reduce a la teóricamente llamada Línea T: Tacos de doble tortilla en general, tlacoyos, tostadas, gordiTas de chicharrón, tamales-tipo-guajolotas para matar y engordar el hambre, tortas de tamal (he visto hasta tamal de torta, tortaco o tacotor) queTsadillas, Tsopes y huaraTches sencillos, esquiTes y eloTes, tortas al doble, es decir, a 30; garnachas guiadas por el valor del taco y este por el del dólar. La línea del triglicérido y el colesTerol; no sólo por gusto o cultura, también por ignorancia y pobreza.
La nota oficialista de El financiero un día antes del informe es la de un supuesto crecimiento mayor desde Zedillo. No obstante, Carlos Acosta Córdova ha demostrado, en “Trienio de Peña Nieto, fábrica de pobres” (Proceso, 29-09-15; fábrica confirmada, como hemos visto, por el Coneval), que la especulación del gobierno para que se aprobara la reforma energética –crecimiento “inercial” sin reforma del 3.8% y de 5.3% con ella- ha sido un fracaso que no llega ni al 2% de incremento. Mas como siempre, quieren vestir la ruina con lindo vestido y atribuyen el fallo a los problemas del “entorno global” y terminan con la pobrísima filosofía de Carstens-Videgaray-Peña: “otros están peor que nosotros”; ¡vaya dudoso consuelo!
Así, pues, tiene razón Galván Ochoa, es por la condición de la economía a nivel de calle que se sostiene la inflación a nivel controlable aún, por el sacrificio que implica para la sociedad un salario promedio de miseria o por la búsqueda de mecanismos en el submundo informal como sustituto del desempleo.¿Qué pasará si el límite 15 de la Línea T es provocado por un dólar a 20 pesos? Pero no habrá ausencia de quien diga que quien en México puede pagar 2-3 tacos y un refresco, es adinerado, rico. Y tal vez tenga razón.
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