Caso Aristegui, conflicto entre particulares: Presidencia
De la Redacción
Periódico La Jornada
Sábado 23 de julio de 2016, p. 4
Sábado 23 de julio de 2016, p. 4
La Presidencia de la República aclaró ayer que la demanda presentada por el Grupo MVS contra la periodista Carmen Aristegui
claramente se trata de un conflicto entre particulares.
Afirmó que
ni el gobierno ni dependencia federal alguna han presentado recurso legal contra algún periodista o comunicador.
En un posicionamiento por escrito, firmado por Eduardo Sánchez, coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, manifestó que
el asunto referido se está resolviendo en las instancias judiciales de la Ciudad de México.
El jueves, tras conocerse la demanda del Grupo MVS contra Aristegui
por daño moral, la periodista hizo referencia al perdón ofrecido un día antes por el presidente Enrique Peña Nieto, en torno al asunto de la llamada Casa Blanca.
Mediante un video, Aristegui expresó: “¿De qué perdón estamos hablando, señor Presidente? ¿Cuál es el verdadero alcance de sus palabras? Pide perdón por la Casa Blanca, pero no cesan los ánimos de venganza. Señor Presidente, deje de mecer esa cuna”.
MVS acusa de daño moral a Carmen por texto incluido en obra sobre la Casa Blanca
Tufillo de inquisición, prohibir prólogo de libro que llevó a Peña a pedir perdón: Aristegui
No cesan los ánimos de venganza; señor Presidente deje de mecer esa cuna, enfatiza la periodista en un mensaje grabado
La demanda tendrá una grave afectación patrimonial, advierte su abogado
Fotohttp://www.jornada.unam.mx/2016/07/22/fotos/013n1pol-1.jpg
La periodista Carmen Aristegui convocó a los medios de comunicación para denunciar una nueva etapa del acoso judicial en su contra, tras la demanda que le interpuso MVSFoto Afp
Blanche Petrich
Tufillo de inquisición, prohibir prólogo de libro que llevó a Peña a pedir perdón: Aristegui
No cesan los ánimos de venganza; señor Presidente deje de mecer esa cuna, enfatiza la periodista en un mensaje grabado
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Fotohttp://www.jornada.unam.mx/2016/07/22/fotos/013n1pol-1.jpg
La periodista Carmen Aristegui convocó a los medios de comunicación para denunciar una nueva etapa del acoso judicial en su contra, tras la demanda que le interpuso MVSFoto Afp
Blanche Petrich
Periódico La Jornada
Viernes 22 de julio de 2016, p. 13
Cincuenta días antes de que el presidente Enrique Peña Nieto expresara su mea culpa por lo que llamó su error –relacionado con la lujosa residencia de 7 millones de dólares que su esposa compró en Las Lomas a un constructor favorecido por su gobierno–, Joaquín Vargas, el dueño de MVS, interpuso una demanda por daño moral contra la periodista Carmen Aristegui, por lo que ésta expresa en el prólogo del libro La Casa Blanca de Peña Nieto, la historia que cimbró un gobierno, escrito por los cuatro reporteros que develaron el caso, Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán.
Viernes 22 de julio de 2016, p. 13
Cincuenta días antes de que el presidente Enrique Peña Nieto expresara su mea culpa por lo que llamó su error –relacionado con la lujosa residencia de 7 millones de dólares que su esposa compró en Las Lomas a un constructor favorecido por su gobierno–, Joaquín Vargas, el dueño de MVS, interpuso una demanda por daño moral contra la periodista Carmen Aristegui, por lo que ésta expresa en el prólogo del libro La Casa Blanca de Peña Nieto, la historia que cimbró un gobierno, escrito por los cuatro reporteros que develaron el caso, Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán.
Esta demanda de daño moral entraña un grave riesgo de afectación patrimonial para quien fue la conductora más popular de la radio mexicana, precisó su abogado defensor, Javier Quijano. “Carmen –añadió el penalista– es objeto de una persecución política. Destruir el prólogo que escribió para el libro equivale a tomar los prólogos incómodos de todos los libros que se publican y quemarlos en una hoguera en la plaza pública”.
Al final del encuentro con la prensa se dio a conocer un video que Aristegui grabó minutos antes, en el que se dirige personalmente al presidente Enrique Peña Nieto, quien apenas hacía cuatro días había pedido perdón por el error de la Casa Blanca.
“¿De qué perdón estamos hablando, señor Presidente? ¿Cuál es el verdadero alcance de sus palabras? Pide perdón por la Casa Blanca, pero no cesan los ánimos de venganza. Señor Presidente, deje de mecer esa cuna”.
En ese mensaje, Aristegui señala que “en cualquier otro país con un verdadero estado de derecho se hubiera realizado una investigación, un impeachment o un juicio político, y muy probablemente al presidente se le hubiera obligado a renunciar. En México no. El jefe del Ejecutivo sigue en funciones y los periodistas que alentamos esta investigación fuimos echados del aire de la radio mexicana. Sabemos que no regresaremos a ella, por lo menos hasta que se acabe este sexenio”.
Lamento el derrumbe moral
El abogado Quijano, quien ha acompañado la defensa de Carmen Aristegui en el intrincado laberinto judicial en el que se encuentra desde marzo del año pasado, cuando ella y su equipo fueron despedidos por los Vargas –son al menos cinco demandas diferentes, derivadas en distintos juzgados–, explicó que la acusación de origen, según el demandante, es que Vargas se sintió ofendido por algunas expresiones del prólogo. En una de ellas, la autora expresa que la concesionaria MVS fue inducida a hacer cosas tan indecentes y deplorables que quienes conocemos a sus dueños y directivos nunca imaginamos. Añade: “Personalmente lamento el derrumbe moral de Joaquín Vargas y sus hermanos… Lamento mucho también la carga moral que han transferido al resto de la familia Vargas. Son personas a las que conozco y aprecio desde hace muchos años”.
En otro párrafo alude: Fue una tragedia ver cómo aquellos que habían apostado por la libertad de expresión y la investigación periodística finalmente sucumbieron a presiones y componendas con el poder que ya antes habían enfrentado con dignidad y valentía.
De prosperar esta demanda por daño moral, la afectación patrimonial contra la acusada sería muy grave, ya que, recordó Quijano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación eliminó los topes máximos de las sanciones económicas incluidas en la Ley de responsabilidad civil para la protección a la vida privada. Antes no podían exceder los 350 días de salario mínimo. “En el ánimo litigioso de nuestra sociedad y nuestros abogados –advirtió el jurista que asumió la causa de Aristegui–, vamos hacia situaciones iguales a la de Estados Unidos, donde se puede demandar por cientos de millones de dólares”.
Por el contrario, la demanda contra la editorial no entraña una afectación económica, con la finalidad de dividir la afinidad y unidad de acción que mantienen los directivos de Random con quien Cayuela llamó una de las autoras indispensables de nuestro catálogo.
Ayer, en la sede de la Random House, sus principales directivos, Ricardo Cayuela y Ariel Rosales, los cuatro autores del libro y varios ex colaboradores de Aristegui, entre ellos Lorenzo Meyer y Mardonio Carballo, acompañaron a la periodista, quien citó a un grupo de periodistas y corresponsales para informarles sobre esta nueva etapa de lo que llamó un acoso judicial en su contra.
Todos ellos cerraron filas en torno a Aristegui, quien hace apenas unas semanas había anunciado su intención de lanzar un nuevo proyecto periodístico digital.
En su comentario, Lorenzo Meyer, historiador, recordó que en México sí se destruían medios, pero en la Inquisición. Y en el siglo XIX la censura se hizo oficial con Santana y Porfirio Díaz. En la época actual, si este intento de censura avanza, será una señal inequívoca de que fracasó la transición. Y estaremos ante un momento como lo señaló uno de los gobernadores caciques de México, cuando definió a la moral como un árbol que da moras.
Por último, Carmen Aristegui concluyó que hay un tufillo de inquisición cuando se pretende impedir la circulación del prólogo de un libro sobre una investigación que ha llevado al Presidente a pedir perdón. Y a prohibir incluso que se hable de este texto en la radio, la televisión y conferencias. Es un llamado de atención al riesgo que vive la libertad de expresión en este momento.
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