miércoles, 19 de agosto de 2009

Como la arriera

19 de Agosto, 2009 - 00:00
La hormiga arriera camina por el campo en formación, corta y recoge la hierba que necesita acumular en sus hormigueros para tener alimento seguro.Los que conocen su forma de actuar recomiendan no interrumpir su paso porque una vez alborotadas pierden el control, es entonces cuando son capaces de agredir a otros animales, de trepar por paredes y troncos abandonando su formación y olvidando su misión. En pocas palabras, se vuelven locas.No es una creencia, lo vi en Chiapas cuando era niña. Venía la arriera como marabunta arrasando el pasto de un jardín cuando fue esparcida con el agua de una manguera que rompió su formación, entonces las hormigas empezaron a subir por las patas de las gallinas hasta matarlas a piquetes, y se treparon a los árboles donde permanecieron toda la noche. Al día siguiente amanecieron muertas. Lo que ha venido sucediendo en México, y que se ha incrementado de manera alarmante a partir de la imposición de un gobierno ilegítimo, está provocando un desquiciamiento parecido al de la hormiga arriera cuando se le impide conseguir su sustento y seguir su camino. El gobierno usurpador, aliado a los perversos intereses económicos, interrumpió el paso de la arriera y rompió las reglas. Empezó el desquiciamiento. ¿Cuánto tiempo podremos sostener esta situación antes de tocar fondo? La descomposición social provocada por las injusticias y la impunidad se salió de control. No es sólo la terrible e inútil guerra que emprendió Calderón contra el narcotráfico lo que preocupa, sino la guerra contra la sociedad civil que está recibiendo los golpes más duros en la historia reciente. Aterra pensar lo que puede suceder si no hay un cambio de rumbo en el país. ¿Quién controlará a quién?La anuencia de la acción militar contra la ciudadanía acelerará un desenlace fatal.

¿Es eso lo que espera este gobierno?, y, ¿para qué?Lo ha venido repitiendo hasta el cansancio Andrés Manuel López Obrador, sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Un pueblo noble y trabajador no merece este destino

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