jueves, 13 de agosto de 2009

México SA


Treinta años perdidos y siguen en el mismo modelo económico

Carlos Fernández-Vega
El gobierno mexicano, junto al modelo económico al que se ha aferrado durante tres décadas, quedó como el perro de las dos tortas: desmanteló la infraestructura productiva del Estado para entregársela al capital privado a precio de remate, dilapidó los recursos por la venta de garaje y tiró al bote de basura el ingreso del boom petrolero. Treinta años después no tiene un clavo, nada que vender y enfrenta “el shock financiero más grande en 30 años” (Carstens dixit).

Treinta largos años con pavorosos resultados económicos y sociales, para llegar al punto de asfixia que muchos advirtieron desde el arranque mismo del modelito puesto en marcha desde tiempos de Miguel de la Madrid, y con el acelerador a fondo desde los de Carlos Salinas de Gortari. Lo peor del caso es que el S.O.S. lanzado el pasado martes por el secretario de Hacienda no tiene otro propósito que encontrar un poco de oxígeno para continuar en la misma línea del fracaso, para volver a treparse a la cima y de nueva cuenta caer al vacío.

Se aferran al fracasado modelo económico, justo cuando el llamado internacional va en sentido contrario, cuando organismos internacionales y no pocos gobiernos insisten en retomar el papel rector del Estado en las cuestiones económicas. Léase, por ejemplo, el más reciente llamado de la Cepal, por medio de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena: “el futuro se construye con ideas, con visiones estratégicas de largo plazo, con grandes acuerdos políticos y sociales que hagan viables los caminos del desarrollo y que den gobernabilidad democrática a nuestros países. La actual crisis financiera global pone fin a la ilusión –vigente en las últimas tres décadas– de que el mercado todo lo resuelve y abre nuevos senderos para el debate económico, social y ambiental. La región debe buscar un nuevo equilibrio entre Estado, mercado y ciudadanía y, por ende, la creación y reinvención de instituciones públicas, privadas, solidarias y comunitarias. Detrás de esta tarea subyace la construcción de un Estado más fuerte, a partir de un pacto fiscal más sólido, que permita construir acuerdos políticos acerca del nivel, composición y tendencia del gasto público y de su financiamiento. Recalco la importancia del gasto social en tiempos de crisis: mientras tomó 12 años recuperar el nivel de indicadores de crecimiento observados antes de la crisis de 1980, pasaron 24 años para que la región alcanzara los niveles de pobreza que exhibía antes de la crisis de 1980”. Sin modificaciones de fondo, sin dejar a un lado el fracasado modelo económico al que se aferra la tecnocracia, ¿cuántos años transcurrirán para que México retome el crecimiento y el desarrollo?

Carstens se queja amargamente de que México enfrenta el “shock financiero más grande en 30 años”, y advierte que vendrán “decisiones difíciles, porque asignaremos recursos limitados a una gran cantidad de objetivos”. Pero antes de él, aunque de la misma escuela, otros se quejaron por lo mismo y prácticamente con las mismas palabras: “no se descarta la posibilidad de elevar impuestos, readecuar subsidios e incluso realizar un nuevo ajuste al presupuesto; el nivel de recaudación fiscal es insuficiente y precario, y este año el ingreso federal llegará a los niveles más bajos en los últimos 18 años; si se mantiene así de deprimido, no vamos a lograr que el Estado construya la infraestructura necesaria (ni) el desarrollo que requiere el país para que las demandas sociales más urgentes de la población se atiendan” (subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, agosto de 1998). ¿Déjà vu, o muestra de que el modelito económico lleva años muerto?
Pero no sólo en la Secretaría de Hacienda se repite el discurso. En Los Pinos ya lo tienen grabado en piedra: “evitamos que la crisis financiera causara la quiebra masiva del aparato productivo y la consecuente pérdida, no sólo de miles, sino de millones de empleos. Para lograrlo se tomaron medidas indudablemente drásticas e impopulares, pero indispensables para evitar que la emergencia nos impusiera un costo social mucho mayor al de por sí muy doloroso que vivió entonces la población”. Ya lo dijo Felipe Calderón hace un par de días, pero el entrecomillado pertenece a Ernesto Zedillo, cuando lo reprodujo en su segundo Informe de gobierno, el primero de septiembre de 1996. Y en ninguno de los casos el discurso correspondió a la realidad.

Si no hay cambio de modelo, lo que hoy vive el país será de risa en comparación con lo que no mucho más adelante puede suceder.

Las rebanadas del pastel

Muchos ilusos creen que ayer “triunfaron los mexicanos” con el 2-1 de la “selección nacional” de futbol. Pero en realidad los grandes ganadores son Televisa y Tv Azteca (en ese orden), pues con el resultado en el coloso de Santa Úrsula garantizaron un negocio cercano a mil millones de pesos (70 por ciento para la fábrica de sueños y 30 por ciento para el de los “abonos chiquitos”) por la participación de los ratoncitos verdes en el Mundial Sudáfrica 2010. ¡Felicidades! “afición”… Y más rápido que una saeta Calderón saldrá a presumir, micrófono en mano, que el resultado del Tri “es muestra inequívoca de que lo peor ya pasó, que hay signos alentadores y que en 2050 México será la cuarta potencia económica mundial”… Ahora que si de buenas ideas y cara dura se trata, allí está la nueva Pájara Peggy de Los Pinos, César Nava, “augurando el triunfo panista en la elección presidencial de 2012”. Qué cosa: resultaron un sonado fracaso con Fox, han sido un verdadero desastre y un atentado contra la nación con el michoacano, pero ya quieren la próxima… Y para el tarjetahabiente moroso de Santander (Manuel Luna, manuelbl35@hotmail.com) va una propuesta de la lectoría: “es inmoral lo que pretende cobrarte el banco, así sea legal. Si quieres pagarles el 50 por ciento de tu adeudo actual y tienes con qué, espérate tres meses sin darles ningún abono. Pasado ese tiempo recibirás una carta de ellos ofreciéndote ese descuento. Por razones de la cuantía lo más seguro es que no te demanden. Si te demandan puedes contar conmigo para ganarles el juicio. De 1995 a 1998 en El Barzón obtuvimos fallos contra los bancos que dieron como resultado que a partir de 1999 dejaran de demandar por adeudos de tarjetas de crédito. En un juicio hipotecario de 1996 un tribunal colegiado nos dio un fallo decretando que Banco del Atlántico no existía legalmente y que, consecuentemente, no tenía personalidad jurídica para demandar a nadie. Envíame copia de tu contrato y de tus estados de cuenta” (Alfonso García Quiñones, ex UNAM, despgar@prodigy.net.mx).

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