PORQUE SOMOS MEXICANOS.SI SEÑOR, CON COMPROMISO Y DIGNIDAD PARA CUMPLIR OBLIGACIONES Y EXIGIR DERECHOS COMO HOMBRES Y MUJERES LIBRES. (("No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos." Martin Luther King)) PASE USTED POR SU DERECHO A LA VERDAD!!!! BIENVENIDO!!!
martes, 28 de septiembre de 2010
Detrás de la Noticia | Ricardo Rocha Nuestra UNAM: el otro Centenario
La Universidad Nacional Autónoma de México es la institución más grande y significativa que ha construido nuestro país.
Ya pueden chillar sus detractores. Los logros están ahí de siglos. Aun desde que hace cuatro se fundó como Real y Pontificia. Luego cuando adquirió su carácter Nacional hace cien años con don Justo Sierra. Y más tarde, cuando en el 29 alcanzó su estatus fundamental de Autónoma.
Sus logros están presentes en todos los ámbitos de la nación y son indiscutibles: suman millones los mexicanos egresados de esta madre común y amorosa; miles los que han transformado no sólo el rostro sino el destino del país; son innumerables los escritores, pintores, filósofos, médicos, científicos, arquitectos, ingenieros, contadores, administradores, investigadores, deportistas y hasta políticos —nadie es perfecto— que se han nutrido en sus aulas; cada año, miles de libros, conferencias, conciertos, películas, exposiciones y museos mantienen vivas las llamas de la inteligencia y la cultura; día a día nuestra UNAM presta invaluables servicios a todos los mexicanos a través de su Sismológico Nacional, el Observatorio Astronómico, la Biblioteca y la Hemeroteca y el monitoreo del volcán Popocatépetl. Que son sólo algunos de sus organismos e instituciones comprometidos cotidianamente con todos nosotros.
Pero es además nuestra UNAM la encarnación colectiva de ese espíritu crítico a través del cual habla nuestra raza. Por ello la UNAM no es ni ha sido una institución cómoda y cómplice del poder en turno. Sobre todo en los tiempos recientes, en que los gobiernos ultra neoliberales han coincidido con dos extraordinarios rectorados, el de Juan Ramón de la Fuente y el de José Narro Robles, no solamente críticos sino aun opuestos a las políticas públicas gubernamentales. Basta retomar el discurso de Narro en el Congreso llamando a un gran acuerdo nacional para pagar la enorme deuda con quienes menos tienen y a la búsqueda e implementación de un modelo distinto en lo económico, en lo social y en lo político.
Son señalamientos que no caen bien en las altas esferas del poder, pero en cambio iluminan a las mayorías. Lo mismo que la demostración de que se puede celebrar un centenario con dignidad y sin dispendios; con toda la emotividad y la seriedad que se merece un aniversario tan notable; que, en pocas palabras, se puede festejar con alegría y a la vez conmemorar con sensibilidad histórica.
Algo más que la marca vergonzante del bicentenario oficial: un monigote al que nadie entiende.
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