Con la bandera liberal, a fin de cuentas, del progresismo, hoy quedará formalmente conformada la fundación de apoyo a la precandidatura de Marcelo Ebrard a la Presidencia de la República para 2012. En ello parece definirse, por fin, el proyecto que propone el jefe de Gobierno del Distrito Federal a los ciudadanos, en el cual no se prometen cambios sustanciales en las estructuras del poder, es decir, se mira hacia la alternancia, pero no al cambio.
Habrá quienes aseguren que el progresismo, en su esencia, propone mayor regulación del mercado, y también, o por ello mismo, mayor intervención del Estado en la vida del país. Pero ése fue un concepto que ya no cupo y se descartó, para dar paso a nuevas formas más acordes con el carácter liberal de esta idea.
Si bien es cierto que la forma que propone la fundación que apoyará a Ebrard en algún momento de su historia se opuso al capitalismo, también lo es que al paso del tiempo sufrió un corrimiento hacia el centro, tal vez en busca de mayor aceptación de las hegemonías, o bien atraídos y convencidos por la derecha.
Lo más importante ahora es que la fundación, que para que nadie se llame a sorpresa se llamará equidad y progreso, desnuda el camino por el que ha transitado el gobierno de Marcelo Ebrard en la ciudad de México. Las premisas del progresismo son, por ejemplo: la lucha por la laicidad, la ecología y la libertad sexual.
Todos estos fundamentos tienen que ver, y eso se debe tener claro, con lo que en América Latina se conoce como nueva zquierda, que poco tendría que ver con el chuchismo-camachismo, que se encuentra aún más a la derecha de lo que esa idea plantea para la parte del continente de la que hablamos, pero que tampoco resulta nada más una coincidencia.
El acercamiento de Ebarard con la Nueva Izquierda del PRD, es decir, con Jesús Ortega y su banda, no parece accidental o estratégico, sino más bien una postura política que define el ser del horizonte que proyecta el mismo Ebrard. Entonces, nada más cómodo para la derecha que el aviso de que sus intereses no se verán afectados.
Así, la propuesta que hoy lanza Marcelo Ebrard se queda corta frente a la necesidad de hallar una forma de gobierno más justa para quienes requieren ejercer sus derechos de ciudadano a plenitud, pero para René Cervera, quien estará al frente de la nueva organización, la propuesta contiene un factor decisivo para efectuar los cambios necesarios que aporten el bienestar urgente para los más necesitados: equidad.
Advierte que esa equidad, cuando menos como plataforma de despegue, será lograr que la población obtenga del Estado los minimos de bienestar. Pone énfasis en dos puntos: la salud y el empleo, y subraya que desde allí se podrán disparar los otros que traerán mayor equidad entre la población, aunque admite que en el proyecto no existen, por el momento, cambios radicales en el aspecto económico financiero.
Así, la fundación, en la que podrán participar quienes estén de acuerdo con sus principios, correrá paralela al PRD, porque todo parece indicar que también ellos, quienes ya militan dentro de ese grupo, saben que ese partido de izquierda ya no sirve más que como el vehículo que los podrá llevar a la competencia por la Presidencia de la República.
Total, según nos dicen, esta fundación está diseñada para que cualquiera que sea el candidato, Marcelo o Andrés Manuel López Obrador, tome de ella lo que requiera para crear el programa de gobierno de la izquierda, aunque es obvio que quienes actúan en ella son, de todas formas, marcelistas. Por lo pronto, la fundación vera la luz pública hoy mismo, pero ya veremos cómo se acomodan las calabazas cuando la carreta empiece a andar el camino.
De pasadita
Brincos dieran Juan Sandoval Íñiguez y su secuaz, el diablo Hugo Valdemar, porque en el DF el gobierno fuera una dictadura. Si fuera así los dos estarían felices y se la pasarían jugando golf o tomando chocolatito con Marcelo. Estarían calladitos mirando cómo se violan los derechos humanos y apoyando, como lo ha hecho casi siempre la Iglesia, a las dictaduras. Lástima, porque más que reclamo lo de esos curas parece añoranza.
La última. Ayer por la noche se enfriaron las aguas del cambio que, según se había dicho, sufriría algún área del gabinete de Ebrard. Todo quedó en stand by.
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