En el poema “A mis soledades voy”, Lope de Vega dice: “De cuantas cosas me cansan, fácimente me defiendo; pero no puedo guardarme de los peligros de un necio. El dirá que yo lo soy…”.
Cada vez que pienso en los desprestigios que rodean a Andrés Manuel López Obrador concluyo que algunas instituciones o personas un lastre para la izquierda.
Hablo de René Bejarano, un hombre que perdió toda credibilidad con los videoescándalos de 2004. Conservó su poder en amplios sectores populares del Distrito Federal, pero fuera de esos círculos es repudiado. Ha vuelto al PRD y, por lo mismo, mucha gente vuelve a ubicarlo cerca de López Obrador. En mi opinión Bejarano no solo no aporta nada al movimiento dirigido por AMLO, sino quita, y mucho. Al margen de qué tan justo o injusto fue lo que le pasó, o bien de si ya pagó con cárcel por ello, Bejarano por prudencia debería mantenerse al margen de los actuales procesos políticos. No lo ha hecho. Le ha ganado la ambición, lo ha envalentonado el deseo de revancha y ha vuelto a ocupar un sitio de privilegio en la estructura del PRD. No son buenas noticias para el movimiento social que ha trabajado tanto tiempo pensando en ganar las elecciones presidenciales de 2012.
Hablo también de Gerardo Fernández Noroña y del SME, sobre todo del líder de los electricistas, Martín Esparza. Hace tiempo que los exabruptos de Noroña en la Cámara de Diputados dejaron de ser graciosos. Ahora todo lo que hace da pena. Si no aprende a callarse, seguirá siendo un pasivo gigantesco para la izquierda que, por gente como él, nomás no puede quitarse la fama de violenta. Y, bueno, es poco el daño en imagen que causa Fernández Noroña comparado con el que produce el SME, que ha empezado ya a recurrir a la violencia en sus mítines.
Luis Donaldo Colosio decía con frecuencia en su campaña que si no podía tener a su lado solo a prestigios, al menos iba a evitar los desprestigios. Andrés Manuel López Obrador tendrá que hacerlo para aumentar sus posibilidades de ganar en 2012.
Claro está. Sobrará gente que en el movimiento de AMLO diga que Bejarano, Noroña y el SME son lo máximo y que soy yo el que esstorba.
3.- El SME, que empieza a recurrir a la violencia en sus mítines, debe ser cuestionado de inmediato por los líderes del movimiento de AMLO.
“No puedo guardarme de los peligros de un necio”, dice Lope de Vega Y añade: “El dirá que yo lo soy”. El que debe tomar su decisión acerca de qué necios le ayudan y qué necios lo perjudican es el propio López Obrador. Y debe hacerlo pensando menos en la ideología que en la eficacia electoral.
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