Las fuertes lluvias que el pasado sábado azotaron el valle de México causaron un desbordamiento del canal de La Compañía, a la altura del kilómetro 27.5 de la autopista México-Puebla, en los municipios mexiquenses de Chalco y Valle de Chalco. Como resultado, la circulación en esa vía hubo de ser cerrada en la arteria mencionada y unas 400 viviendas quedaron anegadas. La circunstancia podría ser atribuida a la desusada intensidad del meteoro, de no ser porque la ruptura de los diques de contención de ese canal de aguas negras son una constante desde hace casi 15 años.
En efecto, ya en 1997 los vecinos alertaban sobre las constantes fracturas en las paredes del canal, y nadie les hizo caso. El 31 de mayo de 2000, uno de los muros referidos se derrumbó y las aguas negras inundaron unas 5 mil viviendas, causaron un deceso y graves pérdidas materiales, además, la autopista México-Puebla fue cerrada a la circulación en el tramo correspondiente. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) afirmó entonces que la catásfrofe había sido ocasionada por la sobrexplotación de los mantos acuíferos y anunció la realización de obras para evitar que se repitiera la fractura de los diques.
Seis años más tarde, en mayo de 2006, esa dependencia federal, en coordinación con las autoridades capitalinas y mexiquenses, inició la construcción de un túnel de desagüe con la finalidad de dar una solución permanente al riesgo de inundaciones en la zona. En agosto de 2009, la Conagua anunció que la construcción culminaría en septiembre de 2010. Sin embargo, en febrero de ese año se derrumbó un tramo de más de 50 metros en los muros de contención de La Compañía y se repitió la historia: centenares de casas anegadas, familias que perdieron todas sus pertenencias y la autopista México-Puebla, cerrada durante varios días.
A finales de febrero del año pasado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recordó su recomendación 16/2000 de una década atrás, en la que demandó a la Conagua tomar las medidas pertinentes para evitar que se repitieran desastres como los registrados en 2000. Sin embargo, dijo Raúl Plascencia Villanueva, 10 años después resulta hasta cierto punto evidente que no ha cumplido con su compromiso.
El pasado 9 de marzo, Felipe Calderón, titular del Ejecutivo federal, y Enrique Peña Nieto, gobernador mexiquense, inauguraron en Ixtapaluca la planta de bombeo La Caldera que, supuestamente, habría de evitar nuevos desbordamientos catastróficos, y que tuvo un costo de 2 mil millones de pesos. Estamos evitándole a la gente otra tragedia como la del año pasado; nunca más, inundaciones catastróficas, dijo el primero. El segundo, por su parte, destacó que la obra inaugurada reduciría sustancialmente los riesgos de inundación y expresó su confianza en que la zona estaría preparada para la próxima temporada de lluvias.
En suma, resulta meridianamente claro que los repetidos desastres por inundación en el oriente del valle de México no son causados por las lluvias, sino por la monumental ineficiencia de las autoridades federales y estatales.
Tal ineficiencia fue subrayada por las declaraciones del presidente municipal de Valle de Chalco, Luis Enrique Martínez Ventura, quien dijo ayer: No me explico qué paso, alguien cometió un error, no sé si se quisieron ahorrar algún combustible, porque el túnel profundo no estaba operando como debía. Para la sociedad, es el momento de exigir explicaciones claras y precisas, y de demandar el esclarecimiento de responsabilidades por esta enésima catástrofe anunciada.
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