martes, 30 de agosto de 2011

Cuando balean un autobús escolar no sólo se perdió la guerra, sino el país-- VÍCTOR HERNÁNDEZ

29 de agosto de 2011. Como un auto no podía rebasar a autobús con 7 alumnos de primaria y secundaria, el conductor se para enfrente del autobús y le dispara. Afortunadamente no hubo muertos.

Ocurrió en La Herradura, exclusiva zona del municipio de Huixquilucan, Estado de México, donde, con anterioridad, se han arrestado narcos y soltado balaceras.

Parte de la culpa es de las autoridades del Edomex (léase Enrique Peña Nieto) por permitir que el crimen organizado opere con toda impunidad, convirtiéndose el estado en territorio predilecto la delincuencia ya que no la tocan.

Pero hay un problema aún más grave: el que alguien llegue al punto de balear un autobús con niños abordo no sólo es un símbolo de ineficacia en el combate al crimen, sino una señal de que en este país la gente cree que hasta las cosas más triviales se arreglan con violencia.

México cayó en esa dinámica de violencia a raíz de que Felipe Calderón lanzó su inútil guerra contra el narco para tratar de legitimar el fraude que perpetró en 2006, forzando la idea de que los problemas se resuelven con balazos y sin justicia social.

Esto hizo al negocio del narco más peligroso, pero no menos lucrativo, por lo cual en vez de abandonar el negocio--el incentivo monetario es muy fuerte como para hacerlo puesto que en México no hay alternativas para tener un empleo bien remunerado--los delincuentes simplemente aumentaron el nivel de violencia en respuesta.

Y ahora esto permea a toda la sociedad. Después de 50 mil muertos sin que se cambie la estrategia que llevó tanta sangre, cada vez hay más gente a quien la vida de los demás no les importa, puesto que esa es la realidad que perciben: matar por poder--o por demostrar poder--o morir.

El incendiar a 52 personas en Monterrey, o el balear a 7 menores en Edomex, es evidencia de que la estrategia contra el crimen de Calderón no sólo no resolvió nada, sino que además evenenó a mucha gente con el tóxico de la barbarie. Cuando eso sucede, no sólo se perdió la guerra, sino el país.

Peor: ni el PAN ni el PRI quieren forzar a Calderón a cambiar su estrategia fallida ante esta realidad. Si hoy dispararon contra un autobús escolar por un simple altercado de tránsito, ¿qué nos espera en 2012? ¿O si regresa el PRI y se niega a cambiar la estrategia?

Por eso mejor AMLO 2012.

--
PD: Insiste el PAN en las imbecilidades. El senador panista por Guanajuato, Ricardo Torres Origel, dijo que hay que reflexionar sobre hacer una revisión del estado de excepción y regresar al tema de la pena de muerte, lo cual suena a que quiere un régimen autoritario fascista. Supongo que Torres de los que creen que con pena de muerte se van a asustar los narcos y van a dejar de delinquir. Le tengo noticias: los narcos se enfrentan a la posibilidad de ser asesinados, ya sea por rivales o por el ejército, todos los días, pero eso no los detiene. La pena de muerte no resolvería nada, como no resuelve el problema del crimen en Estados Unidos, donde existe ese castigo. Lo único que causaría es que se recrudeciera aún más la violencia. Al margen, considerando que en México salen libres 8 de cada 10 narcos que arrestan, resulta irrelevante el tipo de castigo que se pone. Lo que se requiere realmente es de condiciones de justicia social para que el narco ya no siga creciendo por la desesperación de la gente por un sueldo digno.

PD2: Josefina Vázquez Mota ya tiene con qué pegarle a Santiago Creel y romper el empate que hay entre ellos para la candidatura presidencial panista: los permisos de casinos, escándalo en el cual Creel se vio involucrado hace un sexenio. Con el detalle de que, si Vázquez Mota embarra a Creel por eso, también embarra a la administración de Vicente Fox, de la cual también fue funcionaria el sexenio pasado.

No hay comentarios: