martes, 1 de noviembre de 2011

El mundo tiembla porque los griegos quieren democracia-- FEDERICO ARREOLA

Demagogo tal vez, pero sin duda haciendo lo correcto, el primer ministro de Grecia, Yorgos Papandréu, propuso someter a referéndum el acuerdo europeo para tratar de resolver el problema de la deuda del país helénico.

¿Eso es malo?

Según Papandréu, el plan económico exige a Grecia demasiados recortes sociales a cambio de recibir ayuda financiera, como una quita del 50% de la deuda nacional.

Dijo el primer ministro: “En el momento en el que el sistema político es objeto de ataques y se pone en entredicho, es nuestro deber mostrar el papel y el deber del ciudadano, decidir sin intermediarios, y eso es el referéndum”.

¿El referéndum debe espantar al resto de Europa?

Pues la espanta. Se habla ya de que si el referéndum se da, la eurozona entrará en un progresivo desmembramiento porque, de arranque, a Grecia se le echaría del sistema de moneda única.

Lo grave de eso sería el contagio, ya que el ejemplo heleno podría ser seguido por otras economías en crisis de Europa, como la italiana o la española.

En España el desempleo es más alto que nunca y, por tal motivo, los problemas sociales podrían estallar de nuevo, y con más fuerza que hace unos meses cuando las calles de sus principales ciudades se llenaron de manifestantes. No debe olvidarse que este país dio origen al movimiento de los indignados que sacude ya inclusive a Wall Street.

En Italia, a la crisis económica se suma una crisis política que nada bueno anuncia y que sintetiza muy bien una carta de Luca Cordero Montezemolo, poderoso directivo de Ferrari, publicada en La Republica y en la que exige la renuncia del primer ministro, Silvio Berelusconi: “No hay un minuto que perder. Los ahorros del pueblo italiano, la cohesión social y la participación de Italia en el euro están en riesgo”.

Europa ya tiembla ante la propuesta de un referéndum en Grecia.

¿Es tan malo que el pueblo griego diga sí o no a un plan económico que tanto le va a afectar?

Para las otras democracias europeas, ejemplares a veces –siempre, desde luego, en cuestiones internas–, que los griegos decidan expresarse es una terrible noticia.

Así lo han manifestado las bolsas europeas que ya se desplomaron y, para que no quede duda, el líder de la zona, Alemania, está “muy irritado” con el anuncio de Papandréu.

¿Eso qué significa? Que para los dirigentes políticos del primer mundo la democracia, cuando se trata de cuestiones de dinero, es un estorbo.

Eso sí, si los gobiernos democráticos de Europa no dudan a la hora de demandar grandes sacrificios a los pueblos de los países en problemas, como Grecia, España o Italia, tampoco dudan, hay que reconocerlo, a la hora de decidir apoyar con recursos cuantiosos a los bancos que son los que, en última instancia, provocaron la crisis.

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