lunes, 1 de abril de 2013


Marcelo y Camacho: Una trampa contra Mancera

JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO@jlca007lun 1 abr 2013 11:46
  
¿Complot o fractura en las izquierdas?
La llamada “geometría política mexicana” (término de oscuro origen que parece definir las diversas tendencias ideológicas imperantes en el país convertidas ya en partidos políticos) actualmente tiene al PRI posesionado tenuemente como organización de centro-izquierda; al PAN como un derechista partido que vive una crisis de liderazgo e identidad gravísima y el caso más incomprensible es el del abigarrado conjunto de camarillas que se pelean rudamente la representación de la izquierda.
En las “izquierdas” de México galopa escandalosamente un caballo de Troya representado por la inenarrable dupla Manuel Camacho Solís-Marcelo Ebrard Casaubon.
Casualmente ambos, Manuel y Marcelo, han sido jefes del gobierno del Distrito federal cada quien con su modalidad de acceso determinada por los tiempos en los que detentaron ese cargo. Ambos han gobernado al DF emanados de diferentes partidos en el ejercicio del caudillismo puro.
Camacho fue regente capitalino por imposición de su amigo Carlos Salinas de Gortari y Marcelo Ebrard llegó al cargo gracias y únicamente a la expresa voluntad de Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, ni Marcelo ni Camacho son líderes de bases, menos por ser formadores de cuadros políticos. Son productos químicamente puros de dos dedazos, de estilos diferentes pero dedazos al fin.
En la izquierda existen bases sociales, sin duda. Hoy por hoy la más poderosa es MORENA. Pero Los Chuchos han hecho su trabajo, como los bejaranos y hasta el priísta Cuauhtémoc Gutiérrez. Pero, igual que le ocurrió a Beatriz Paredes que sin bases se atrevió a decirle a Peña Nieto que sí las tenía en el DF, ni Marcelo ni Camacho son líderes de base social alguna y con su sola capacidad de maniobra en una elección pueden verse claramente en los recientes espejos de Paredes o de la inocente Sra. Miranda de Wallace.
La trampa de Marcelo y de Camacho contra Mancera consiste en inventar una “disputa” por el liderazgo real de la izquierda entre Ebrard y López Obrador.
Por supuesto que nadie se traga esa patraña. Pero así son de ambiciosos y engreídos los carnales ex regentes o jefes de gobierno del DF en cuestión.
Su verdadera intención es descarrilar las posibilidades políticas de Migue Ángel Mancera.
El actual jefe de gobierno del DF se convirtió como candidato en un fenómeno de popularidad que se ganó la confianza y simpatía, no solo del DF, sino incluso de varios importantes conglomerados de la zona conurbada, y aplastó a sus opositoras rebasando el increíble margen de 3 a 1.
Y Mancera se convirtió de inmediato en precandidato presidencial de las izquierdas. Y lo sigue siendo.
Esa es la gran tragedia y preocupación de Camacho y de Marcelo. Por ello su única alternativa es descarrilar a Mancera de sus posibilidades políticas saboteándole su gestión.
La posibilidad de que una alianza entre Mancera y AMLO potenciara los votos de la izquierda en el 2016, es la amenaza real para el PRI en esa contienda lejana, pero que tendrá que llegar, de no permanecer en la presidencia de la república más allá de Peña Nieto.
La trampa de Marcelo y de Camacho en el sentido de que el pupilo es el verdadero retador de AMLO en el 2016, no se la creen ni ingenuos como Miranda de Wallace o chambones como Quadri.
El PRI está advertido a tiempo.

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