México. El país de Televisa
“De las 100 mayores economías del mundo, 51 no son países, sino multinacionales. Por eso, hoy día el sistema mundial se preocupa más por la crisis en un miembro de ese club, que en un país entero (…) por ejemplo, el ingreso anual de la petrolera angloholandesa Shell, casi duplica al PIB de Venezuela, uno de los países con más petróleo del mundo”[1].
De ese tamaño es el poder económico de las trasnacionales más grandes del mundo. En ese escenario, habría que repensar la función y hegemonía del Estado.
¿Tienen las poderosas trasnacionales el poder de imponer Presidentes? ¿El poder económico de estas compañías incide directamente en las políticas públicas de las naciones? ¿Es el Estado susceptible de funcionar como una sucursal de empresa privada?
En México, Grupo Televisa “ya es la potencia 32 entre los conglomerados de medios más importantes en el mundo en términos de facturación y la segunda en América Latina, sólo superada por Globo Comunicaciones, de Brasil”[2]
La administración del presidente Enrique Peña Nieto a través del SAT, ha decidido condonar “una deuda de más de 3,334 millones de pesos a la empresa Televisa (…) conforme a las reglas del programa “Ponte al corriente”, el cual está además abierto para todos los contribuyentes”[3]
Tal vez usted se pregunte, estimado lector, ¿Cuántos programas, apoyos e impulso a pequeñas y medianas empresas implementaría el Estado Mexicano con los miles de millones de pesos condonados a Televisa? ¿Cuál es el mensaje implícito a los contribuyentes cumplidos, como usted o como yo, que pagamos miles de pesos en impuestos y, es muy probable, hasta en un contador que nos ayude a cumplir en tiempo y forma nuestras obligaciones fiscales?
En este país, ser un contribuyente cumplido cuesta muy caro. La morosidad, en cambio, no solamente se pasa por alto, sino que se premia a los incumplidos, informales y especuladores…pero no es así en todos los casos. El caso de Mexicana de Aviación ofrece un botón de muestra.
Hoy, usted y yo amanecimos con malas noticias, estimado lector, puesto que esta administración pretende , a través de las “reformas estructurales”, subirnos (a nosotros sí) los impuestos de la canasta básica y de los denominados productos de primera necesidad, sumado al aumento mensual del precio del gas, el diesel, las gasolinas y la luz.
Por eso (casi nada), resulta un insulto la condonación de la deuda a una empresa que produce enormes ganancias cobrando de manera ilegal a través de los sistemas de cable, por la señal que transmite a todos los rincones del país y por el sesgo mediático en la información que produce y que contribuye, desde el discurso oficial, a construir una opinión mediática a través de la desinformación y la manipulación de las notas ¿Recuerda usted, estimado lector, cuando Joaquín López Dóriga anunció que los noticieros de la cadena no informarían nada acerca del secuestro de Diego Fernández de Ceballos, en aras de resguardar su integridad física y se procedió de diferente forma en casos como Paulette y Fernando Martí, por mencionar algunos?
No sólo eso, a través de poderosas ONG´s como Mexicanos Primero, Televisa produjo el panfleto político “De Panzazo”, con el que declaraba abiertamente la guerra por el campo educativo mexicano, estereotipando a los profesores mexicanos a través de información incompleta, parcial, tendenciosa y sesgada. “Televisa quiere la SEP”, anunció Elba Esther, quien acusó recibo de una batalla que jamás ganaría: la de la opinión mediática construida a través de empleados y socios de la poderosa empresa de telecomunicaciones.
México dejó de ser el país de todos los mexicanos, para ser territorio Telcel, del señor Slim, a cargo de la fábrica de sueños de Televisa, del señor Azcárraga y de las poderosas empresas que velan por sus intereses a cargo del patrimonio de todos nosotros, ante la mirada ¿cómplice, indiferente o ciega? del Estado Mexicano.
¿Usted qué opina, estimado lector?

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