Por Polimnia Romana
23 de Abril, 2009 - 10:04
Desde las 7 am esperábamos al Presidente en Hermosillo. Gracias al maravilloso aeropuerto internacional de la Ciudad de México y a la eficacia de Aeroméxico, el vuelo llegó 45 minutos tarde. Por la puerta principal salió el Presidente Legítimo acompañado de senadores y secretarios de su gobierno.
Rosario Ibarra, Yeidckol Polenvsky, Lázaro Mazón, Salomón Jara, Dante Delgado, Ricardo Monreal, José Guadarrama, Arturo Núñez, Arturo Herviz, José Agustín Ortiz Pinchetti, María Rojo, Alfonso Durazo, Rosalinda López, Luis Linares entusiasmados subieron a las camionetas dispuestos a seguir a Andrés Manuel López Obrador hasta el serrano pueblo de Cananea.
Parece mentira que hace algunos años esta capital minera fuera más grande y próspera que Hermosillo. Qué irónica es la vida en mi país, los pueblos mineros por simple lógica deberían ser las comunidades más ricas, en cambio la realidad nos muestra que son los lugares más explotados, pobres y abandonados por los malos gobernantes.
El dueño de la minera de Cananea, Germán Larrea no sería nada si Salinas no le hubiera regalado la mina. Gracias a esa pésima decisión del aquel pelón, porque ahora ya tenemos otro, el suelo de Cananea, como el de muchos otros sitios en México, y los mineros son explotados sin ningún tipo de control, beneficiando únicamente a uno de los varones que manipulan al pelele y a todo el gobierno federal. El espurio jamás se atreverá a impartir justicia en Cananea pues todavía le debe mucho a ese mafioso, que junto con otros socios apoyaron la campaña del pelele, la guerra sucia y por supuesto el fraude electoral de 2006, para seguir viviendo del trabajo de los demás.
El Presidente y los legisladores llegaron a la puerta 3 de la minera a las 12:00 del día, los recibieron entre aplausos y coros de lucha; saludaron de mano a gran parte de los mineros y sus familiares. Las mujeres y los hijos de los trabajadores sufren igualmente las injusticias cometidas por los patrones sinvergüenzas, por eso están ahí cerca de sus esposos y de sus padres. El Presidente Legítimo de México prometió venir a Cananea a la primera señal de desalojo y cumplió su palabra, trayendo con él el compromiso de tocar la puerta de instancias nacionales e internacionales hasta conseguir un contrato un contrato justo para que los trabajadores puedan continuar con lo que mejor saben hacer: trabajar. Los senadores se solidarizaron también con la causa de los mineros y prometieron hacer lo suyo.
Después de una hora de discursos y vivas, la mina entera retumbó al escuchar el Himno Nacional. Nuestro canto bélico cobró vida en Cananea, como hace 100 años cuando nacía entre estos mismos cerros la
Revolución Mexicana.
¡Comparte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario