miércoles, 29 de abril de 2009

Por qué tantas dudas
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28 de Abril, 2009 - 00:00
Es normal que mucha gente dude de la veracidad de la información que nos proporcionan los medios con tanta “responsabilidad” cuando se han comportado al revés, con absoluta irresponsabilidad ante problemas muy serios.
La frase de Esopo sobre las mentiras es innegable: “Los mentirosos sólo ganan una cosa, no tener credibilidad aun cuando digan la verdad”.

Si analizamos todas las mentiras en las que se sostiene este gobierno usurpador, no podemos más que dudar de todo lo que dice y de todo lo que mal hace. De igual manera dudamos de los medios coludidos con él para imponer un régimen que el pueblo rechazó en las pasadas elecciones presidenciales.
Los poderosos cerraron filas para mantener sus privilegios y seguir saqueando al país, y aunque muchos de ellos sabían de las mentiras propagadas en la sucia campaña de Calderón, cerraron la boca y hasta cooperaron para que un sector de la población, suficiente para hacer un fraude, creyera en un peligro inexistente.
Todo el dinero atesorado no pudo salvar la vida de un hijo secuestrado y asesinado, ni puede ahora evitar que vivamos en un estado de incertidumbre y zozobra.
El apoyo y la difusión de organismos internacionales puede ayudar a que la gente crea que sí se trata de un problema serio lo que está ocurriendo, pero ante la mancha del comportamiento de funcionarios corruptos e impunes, la duda sigue creciendo como un virus.
De una cosa sí podemos estar totalmente seguros todos los mexicanos: si esto resulta ser una maniobra más de Calderón y sus cómplices para vulnerar las garantías individuales y manipular a la población para sostenerse en el poder, será contraproducente y no habrá poder humano que lo salve.
¿Cuánto tiempo puede sostenerse una mentira y a cuánta gente se puede engañar? Eso depende de los fines que persigue la mentira.

Por la terrible situación en la que se encuentra la mayoría de los mexicanos: desempleo, violación de los derechos humanos, abandono del campo, nulas posibilidades de superación y educación para sus hijos, exclusión de los programas de salvamento económico que ya se están repartiendo entre los empresarios poderosos, y muchas otras situaciones de injusticia, esto no puede durar más allá de lo soportable, con Influenza Porcina o sin ella.

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