22 de Abril, 2009 - 00:00
El pleno de la cámara de diputados aprueba heroicamente los cambios a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada para eximir a los luchadores sociales que “legítimamente” se oponen a un régimen de los castigos exacerbados que el gobierno les echa a cuestas. ¿Por qué “legítimamente” va entrecomilado? Porque es una reverenda llamarada de petate esta reforma. Se hace una sutil referencia al caso de los dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, enjuiciados, sentenciados (tardíamente) y refundidos en el tambo por un supuesto secuestro. Sin embargo, se introduce la palabra ‘legítimo’ en esta reforma, para evitar futuros abusos en el dictado de estas sentencias, pero en el hecho, todas las instancias dispuestas para proveer justicia al pueblo mexicano tienen sus propios mecanismos legitimadores, o en su defecto, deslegitimadores. Para la Tremenda Corte de Injusticia mexicana, las causas que defiende el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra no son legítimas, y por tanto, es legítimo mandarlos a refundirse en el tambo, donde sufren abusos cotidianamente. De tal manera que esta entusiasta propuesta del PRD no es más que ponerle un parchesito a la herida, haciendo uso de su “legítimo derecho” de embolsarse unos cuantos votos renegados para las intermedias.
¿Qué más puede ser “legítimo” en este país del supremo absurdo? Pues es completamente legítimo pedirle una denuncia formal al arzobispo de Durango acerca del lugar de residencia del Chapo, el héroe de esta película, ‘apá, el intocable de la legitimadora guerra contra el narcotráfico. En otros casos, basta con que alguien diga “ahí viene el lobo” para lanzar un comando milico a madrearse a todos los vecinos, robar casas vecinas y abusar de las mujeres con las que se encuentren en el camino para arrestar a cualquier narcomenudista de tercer pelo, de esos que no tienen cuentas en Suiza.
Hablando del tercer pelo, la noticia del día fue que arrestaron a un drag queen de barrio bajo que saciaba sus instintos más primitivos en el vagón de las mujeres. Y ya va siendo hora de que se vuelvan más frecuentes este tipo de arrestos, ya que todas las mujeres citadinas sufrimos tocamientos, arrimones y exhibiciones de todo tipo en los vagones del metro. Tal vez no todas las notas sean tan “mediáticas” como el gordito con peluca, graduado como ingeniero en sistemas, custodiado por sendos enmascarados con metralleta. Sin embargo, todos estos eventos son igualmente repudiables y ofensivos. Como anotación adicional; ni siquiera era necesario que el marranín se vistiera de mujer porque hay muchas estaciones donde no existe la división para mujeres, ni siquiera en los horarios preestablecidos para la misma.
Distinciones son las que deberían hacerse a la hora de lanzar candidaturas, sobre todo las plurinominales, como en el caso de Valdemar Gutiérrez Fragoso, vinculado (por genética, contexto y gremio) al narcotráfico en el Distrito Federal. Mientras el dizque presidente anda siendo promovido como un héroe nacional por su guerra piñata contra el narcotráfico, su partido anda designando narquillos para irse a la tarea legislativa. Ironías, ironías, y más ironías en el teatrito fecalero.
Que jalen muchos pies esta noche
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